Una segunda parte aciaga deja a Sergio con pie y medio fuera

La Real tiene un canal de whatsapp en el que suele hacer una encuesta para decidir qué canción suena en el descanso de los partidos de Anoeta. Normalmente son temas en euskara, pero ayer hizo una excepción y propuso cuatro temas en castellano. El motivo era bastante obvio y el resultado también. Ganó “Si te vas”, de Extremoduro. Por goleada.

Con un resultado más ajustado, siempre que fuera una victoria, se conformaba la parroquia blanquiazul, que se dio cita en «un día con una noche oscura, esperando por ver si saliera la luna». Sin embargo, tras una primera mitad como poco de notable, una aciaga segunda parte permitió al Girona llevarse los tres puntos y dejar a Sergio con pie y medio fuera. Habrá que estar atentos a lo que sucede en las próximas horas

El técnico irundarra recuperó para su once titular a Zubeldia y Barrenetxea, lo que mandaba al banco a Aritz y Sadiq, con una tripleta ofensiva muy móvil. El resto, una alineación que se empieza a recitar de carrerilla. Enfrente, un Girona con muchas bajas y que tras las mieles de la Champions prueba ahora la hiel del pozo clasificatorio.

La Real salió a morder muy arriba, yendo a por el partido desde el minuto uno, tal y como pedía su entrenador la víspera. Barrene hizo notar su presencia, con un centro a Kubo que el japonés remató por encima del larguero. Otro centro, en este caso de Sergio Gómez, se paseó por el área pequeña sin hallar rematador.

Tsygankov avisó con un zurdazo pegado al palo que Remiro desvió a córner (m.21), pero el choque era prácticamente un monólogo blanquiazul. Faltaba el gol, y este llegó en un excelente pase en profundidad de Zubeldia para batir líneas y dejar que Guedes se plantara ante Gazzaniga y le batiera pese a la oposición de Reis (1-0, m.35). La Real consiguió llegar al vestuario por delante, lo cual era mucho, vistos los precedentes.

LAS OREJAS AL LOBO

Tras el descanso, Karrikaburu entró por un Barrenetxea que, evidentemente, está lejos de su 100%. El Girona se hizo con la posesión, mala noticia porque se trata de un equipo muy pelotero. Anoeta empezaba a verle las orejas al lobo y Sergio también, que llamó a Marín y Zakharyan para oxigenar, entrando por Soler y Guedes. La Real llevaba veinte minutos persiguiendo sombras.

Aramburu vio una amarilla que le impedirá estar contra el Levante el próximo sábado. Los cambios tuvieron efecto, pero cuando parecía que se había taponado la sangría, Karrikaburu perdió un balón en área rival y el Girona montó una contra que nadie supo frenar y que terminó en gol de Tsygankov (1-1, m.76). Esta película ya se había visto antes.

Turrientes entró por Brais con un cuarto de hora por delante. El empate no sacaba de pobres ni a unos ni a otros, pero sobre todo era un palo para los donostiarras. Se escuchaban pitos en Anoeta, que fueron a más cuando Alex Moreno se marchó de Aramburu y Kubo como si fuera la reencarnación de Messi y su centro lo mandaba a la red Tsygankov con un remate de espuela (1-2, m.84). A partir de ahí fue un quiero y no puedo, despedido con música de viento. Último partido en casa de un año olvidable. El fútbol profesional no hace prisioneros.