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ENTREVISTA
Elkarrizketa
Iker arana, xuhar pazos, Jon pAZos, Joseba Novoa y Aritz Ibarra
Familiares y jóvenes heridos por la Ertzaintza

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

Iker Arana, Xuhar Pazos y Aritz Ibarra comparten algo en común: los tres han resultado gravemente heridos en cargas de la Ertzaintza. Igual que la pareja de Joseba Novoa, Amaya Zabarte, que acabó en la UCI del Hospital Donostia tras una actuación policial en los exteriores de Anoeta. Censuran la respuesta de las instituciones y denuncian la «impunidad».

(Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

 

La cita es a las 10.00 en el centro de Bilbo. Un día gris y lluvioso. Acompaño desde Gasteiz a Aritz Ibarra, uno de los cuatro, o mejor dicho cinco, protagonistas de esta triste historia. Familiares y víctimas directas de la violencia empleada por agentes de la Ertzaintza. Llegamos minutos antes de la hora fijada a la sede de NAIZ y GARA. Poco después toca el timbre Iker Arana. Los últimos en llegar vienen desde Gipuzkoa: Xuhar Pazos, junto a su padre, Jon, y Joseba Novoa, la pareja de Amaya Zabarte, herida de gravedad en una carga policial en los exteriores del estadio de Anoeta el 5 de marzo de 2024. Acabó en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia.

«Fue el día que nos arruinaron la vida», señala Novoa, que nunca olvidará lo vivido en los prolegómenos del partido de la UEFA Champions League que enfrentó a la Real Sociedad contra el Paris Saint Germain. «Fuimos a ver un partido de fútbol y un hecho tan simple como que no cargaba la tarjeta para entrar en Anoeta obligó a Amaya a salir fuera para buscar cobertura. En ese momento no había nada, y a día de hoy seguimos sin entender por qué hicieron la carga», asevera antes de indicar que, «de repente se vio que le pegaron un pelotazo en la cabeza. Y luego, como se ve en el vídeo, le patean en el suelo». Él mismo recuerda que su mujer no fue la única persona herida aquella tarde. «Dispararon a la cabeza a tres mujeres, a una en la nuca, a otra chica en el ojo, y a Amaya en la sien. Podían haber matado a tres mujeres por ir a ver un partido de fútbol».

Unas semanas antes, en febrero de 2024, agentes de la Ertzaintza habían protagonizado otra carga violenta y polémica en los carnavales de Tolosa, hiriendo de gravedad a un menor edad, Xuhar Pazos, de 16 años y vecino de Villabona. «Estaba con amigos, vimos mucha gente en una calle y nos acercamos a ver qué pasaba». Habla de la calle Soldadu, donde se desplegaron antidisturbios armados con lanzadoras de proyectiles de foam. «Uno de ellos me dio en el ojo, y ya no veo».

La Ertzaintza también disparó balas de foam el 3 de abril de 2025 en el desalojo del gaztetxe de Etxarri, en el barrio de Errekalde, en Bilbo. Iker Arana acudió para mostrar su solidaridad, de forma pacífica. «Baje a eso de las 20.30 con mi amigo, y estuve ahí con gente del barrio, con gente mayor, en un ambiente supertranquilo. Estábamos viendo lo que pasaba y un grupo de ertzainas nos apuntó y nos disparó. En ese momento me giré para recriminarles por qué nos habían disparado. Y me volvieron a disparar. Me dispararon a propósito. Fue totalmente directo, injustificado». El ertzaina «apuntó» e Iker Arana perdió un testículo.

Aritz Ibarra conoce bien los daños que provocan las balas de foam. Este joven gasteiztarra recibió un disparo en la boca a corta distancia el pasado 12 de octubre, cuando protestaba contra un acto de Falange en el centro de Gasteiz. Los antifascistas llegaron hasta los ultras pero se toparon con un cordón formado por ertzainas que «se alinearon con los falangistas en nuestra contra». «Al huir un ertzaina me apuntó a la cara y me disparo, rompiéndome la mandíbula». Fue ingresado e intervenido, y al salir del hospital presentó una denuncia en los juzgados. «Cuando tuvieron conocimiento de la denuncia vinieron a identificarme y a decirme que había una investigación en mi contra», añade, y advierte de que «cuando puse la denuncia ya reconocí todo lo que hice ese día. No hay mucho que investigar sobre mi actuación, lo que hay que investigar es lo que hizo la Ertzaintza».

El papel de Lakua En el caso de Ibarra, el Departamento de Seguridad se puso en contacto con él para informarle de una demanda en su contra. En el de Zabarte no hubo una respuesta por parte del Ejecutivo de Lakua. «Estaba Erkoreka como consejero de Interior y no se puso en contacto con nosotros. De hecho lo único que hizo fue mentir públicamente. Y cuando entró Bingen Zupiria sí nos mandó una carta lamentando la situación de Amaya. Pero en ningún caso ha condenado públicamente ni cómo le han pateado a Amaya ni nada, que yo siempre es lo que he exigido». Novoa señala que «las imágenes son muy evidentes y muy claras. Se ve cómo un ertzaina patea a Amaya, y no entiendo por qué ningún organismo público no lo ha condenado. El único que se ha mojado y ha condenado públicamente lo ocurrido ha sido el presidente de la Real Sociedad, el señor Aperribay».

Jon Pazos, el padre de Xuhar, recuerda que mientras su hijo estaba ingresado recibieron la visita de un criminólogo de Asuntos Internos y del coordinador de la Ertzaintza en Gipuzkoa. «Vinieron con su discurso, que todo se iba a aclarar y que no volvería a pasar. Les dije que no les iba a perdonar, que miraran a Xuhar, que vieran cómo le habían dejado el ojo. Si era normal acabar así en una calle llena de adolescentes, de fiesta». Niega que Erkoreka se pusiera en contacto con ellos, «una gran mentira», y que recibiera asistencia por parte de los uniformados. «Xuhar y sus amigos tuvieron que llamar a la ambulancia». Y censura las declaraciones realizadas por el consejero días después, «cuando dijo que Xuhar estaba participando en los disturbios». «Criminalizaron y culparon a la víctima cuando se ve claramente cuál es el comportamiento de la Ertzaintza, que se salta su protocolo a la torera».

Novoa señala que «la actitud de patear a una mujer en el suelo no hay protocolo que lo sostenga; el disparar a menos de diez metros a la cabeza no hay protocolo que lo sostenga. Son actitudes totalmente temerarias». «Solo hay que ver cómo se han utilizado los proyectiles de foam. No puede ser que hayan disparado a tanta gente a la cabeza», añade.

«Batalla de desgaste»

El enfado se agrava cuando las víctimas dan el paso de denunciar lo ocurrido. Basta con señalar que el caso de Xuhar ha sido archivado en dos ocasiones, y a día de hoy, casi dos años después de la agresión, no han tenido acceso a las imágenes captadas en la calle Soldadu el día de la carga. «Pedimos las grabaciones y nos mandaron las de otra calle», señala el joven. Su padre habla de una «batalla de desgaste» porque las instituciones, «en lugar de ayudarte, te van poniendo trabas». «Nos están dejando tirados en la cuneta y no nos tienen en cuenta». Aun así no cejan en su empeño por lograr una vista pública, un juicio «con total transparencia, porque nosotros no tenemos nada que ocultar».

Jon se pregunta «de qué tienen miedo» las autoridades, en este caso el Departamento de Seguridad de Lakua. «¿Qué tiene que ocultar? Porque nosotros estamos sacando a la luz todas las evidencias que tenemos». E incide en que «un policía no se puede ir de rositas por ser policía». «Un policía golpea, mutila o mata y nadie dice nada. Se abren investigaciones pero no son juzgados. La impunidad es total», asevera y lamenta que para que un agente sea juzgado «tienen que cogerlo con 400 kilos de cocaína -en alusión al proceso abierto en la Audiencia de Valladolid contra un ertzaina acusado de transportar más de 800 kilos de cocaína con destino a Euskal Herria-. Si es por unos incidentes no, en ese caso queda libre». Cita como ejemplo la muerte de Iñigo Cabacas. «Nadie ha asumido responsabilidades y es muy preocupante».

Arana recuerda que en su caso se han analizado las imágenes de 35 cámaras portadas por los propios ertzainas, las bodycams, «y ninguna vale para nada. O se ve mal o están borrosas. La única prueba visual la hemos conseguido tocando timbres de vecinos». «El Gobierno Vasco se ha gastado más de 2 millones en las cámaras para que veamos como trabaja la Policía, pero en el pasado nunca se ha resuelto un caso con esas cámaras, ni en el futuro se va a resolver, porque son ellos los que deciden cuando encenderlas y cuando apagarlas. Cuando cargan las apagan, cuando la gente responde las encienden. Nos las vendieron como una herramienta de transparencia, para que veamos cómo trabajan, pero no es más que para protegerse todavía más».

Novoa, por su parte, explica que en el atestado de la agresión a Zabarte hay un vídeo de «segundo y medio de justo el momento previo a cuando le van a patear a Amaya. Y se ve explícitamente al ertzaina. Se ve muy bien cómo la agarra». Joseba lleva un año batallando para lograr ese vídeo, que, como él mismo destaca, «está cortado». Lo han acreditado con la ayuda de un profesional. «Ellos manejan a su antojo todas las imágenes. Te dan lo que quieren», apunta. Y pone un ejemplo: «ETB estuvo grabando toda la tarde la previa del partido, y no nos puede dar las imágenes porque están en el juzgado. Pero nosotros no tenemos las imágenes de ETB en el atestado». Además, afirma que en el informe policial se incluyeron imágenes de peleas ocurridas en otras partes de Donostia, «cosas que no vienen al caso. Te intentan liar para justificar lo que no se puede justificar».

«En cuanto a la justicia, a todos nos está pasando ahora lo mismo. De primeras se archivan todas las causas. Cuando Amaya estaba en la UVI archivaron la causa diciendo que eran heridas leves de autor no conocido. En la vida vas a conocer el autor, si no investigas, eso de cajón», destaca antes de avanzar que el mes que viene declarará la «testigo principal», la chica que auxilió a Zabarte. «A ver qué argumentan para cerrar el caso, pero en un principio lo tienen complicado, porque la médico forense ya dijo que las lesiones que tiene Amaya son producidas por un objeto romo, o un proyectil de foam, o rodillazo, o patadas. Cualquiera de las lesiones son producidas por la Ertzaintza», señala.

Y pone sobre la mesa una cuestión interesante: «¿Cuántas denuncias se pusieron ese día, ¿cuántas personas fueron heridas?, ¿por qué no juntaron todas las denuncias en un mismo caso?». Él mismo responde: «Juegan con la estrategia, y responden de forma individual. Para que así entre nosotros no sepamos cuántas denuncias hay».

«Y no les pasa nada», agrega Arana, que hace hincapié en que, en su caso, «la Ertzaintza ha estado mintiendo desde el primer momento». Sin entrar en detalles, asegura que el agente que disparó contó «una mentira tras otra que no tienen ni pies ni cabeza» en el juzgado, «y espero que la jueza no le crea, aunque bueno, cosas más raras se han visto también».

En este sentido, Jon Pazos advierte de que «hay un juego, judicialmente también». «Yo lo que veo es que el sistema judicial está bastante podrido. Estaba bastante contaminado», refiere en alusión a la inadmisión de las pruebas aportadas por los denunciantes. Está por ver qué ocurrirá en el caso de Ibarra, el más reciente de los cuatro. Al igual que en el resto, existen vídeos del momento exacto de la agresión, como el publicado por NAIZ. «La gente ha visto lo ocurrido, y debería ser fácil resolverlo con las bodycams. Porque hay imágenes».

Modelo policial

Cuestionados por la posibilidad de que se produzca un cambio en el seno de la Policía autonómica, Ibarra se pronuncia tajante: «No». «No tengo esperanzas, menos viendo que existe un grupo en el seno de la Ertzaintza -"Ertzainas en lucha"- que han montado una especie de lobby. Parece que tienen más poder que los políticos, por lo que no creo que vaya a haber cambios a corto plazo». Esta opinión es compartida por Jon Pazos, que habla de un «núcleo muy potente». A su juicio, los responsables del departamento «no son capaces de corregir la situación». «O no son capaces o tienen una gran presión», añade.

«Yo se lo dije a Zupiria a la cara y lo vuelvo a mantener. Creo que tienen más poder algunos mandos y responsables de la Ertzaintza que el propio Departamento de Interior. Y creo que no tienen la valentía de abrir el melón, porque es un melón heavy. Pero deben de abrir y limpiar, porque al final una manzana podrida te echa a perder todo el cesto. Y a día de hoy está pasando. Y el Departamento de Interior consideró que no tiene ni la valentía ni la fuerza para ir contra esos personajes que son unos desgraciados, porque es así, porque utilizan la violencia como forma de expresión», subraya Novoa que ve «mucha diferencia entre el ertzaina que hace años se presentaba por ayudar, y el que hoy pone más esfuerzo en culturizar su cuerpo que su mente».

«Y luego, está el tema de las OPE. Igual vamos a darle más importancia a los psicotécnicos, que yo creo que debería ser la criba principal en la Ertzaintza, porque una persona que lleva un arma encima tiene que tener un autocontrol superior a la media de la sociedad». En este sentido, explica que «cuando eres un agente de la autoridad, tu autocontrol tiene que ser extremo. Y estamos viendo todo lo contrario. Falta de autocontrol y agresividad extrema. Pero insisto, yo pongo el foco en la Brigada Móvil. Y quiero pensar que no todos son iguales».

«Todos no son iguales, pero lo cierto es que no se está demostrando. No ha habido un golpe en la mesa. Y eso valdría mucho», matiza Jon Pazos, quien reitera que «todos son cómplices» del «sufrimiento causado a las familias». «Alguien se tendrá que mojar y hacer responsable», asevera.

Novoa incide en que «todos estos casos les están afectando, porque mediáticamente la imagen de la Ertzaintza se está viendo muy deteriorada. Y propios agentes se han acercado a mi personalmente y han dicho que lo que hacen unos lo están pagando todos». Sin embargo, reconoce que los responsables del Departamento están «cerrando los ojos. Y lo único que están haciendo es que se vayan creciendo más porque dicen ‘he disparado a alguien a la cabeza, no ha pasado nada. Pues la siguiente vez porque me va a pasar’».

Arana repara en el «perfil de ertzainas que se están incorporando, que están contratando en los últimos años». Habla de comportamientos «chulos y prepotentes». «Ertzaintza, herriaren zaintza, deberían de protegernos y no, es todo lo contrario, van contra nosotros». «Hay que suponer que son los que me protegen, porque encima les pagamos nosotros por protegernos, y no puede ser que vaya a una concentración pacífica y te disparen», señala, y reclama que el agente que apretó el gatillo no siga vistiendo el uniforme de la Policía autonómica. «Espero que no le dejen seguir trabajando, que no ocurra como ha pasado en otros casos que igual le apartan dos meses o le quitan de empleo y sueldo tres meses para que luego siga ejerciendo su labor habitual».

Ibarra pone el foco en la «falta de autocrítica» por parte de Lakua. «Es impresionante. Y también que, mientras todos estos casos están abiertos y sin esclarecer, el sindicato Esan, uno de los más importantes en la Ertzaintza, haya defendido hace poco el retorno de las pelotas de goma. ¿Es que no ha habido suficientes desgracias?», pregunta y denuncia que «esas declaraciones demuestran que todo el daño causado les ha salido gratis». Cita uno de los casos más sangrantes, la muerte de Rosa Zarra, víctima de la Ertzaintza, tal como acreditó la Comisión de Valoración del Gobierno de Gasteiz. Un reconocimiento que no ha sido aceptado precisamente por el sindicato Esan. «Por una pequeña pintada hemos visto discusiones y se han abierto informativos en el Teleberri, pero no ha ocurrido lo mismo ante el ataque a la placa de Rosa Zarra en Donostia».

Cabe destacar que Esan pidió que se recupere el uso de las pelotas de goma días antes de la declaración en el juzgado de siete agentes de la Ertzaintza implicados en las cargas previas al partido entre la Real y el PSG, cinco de ellos en calidad de investigados por la agresión a Zabarte. Y ese mismo día un centenar de agentes convocados por Erne, Esan y Si.P.E. se concentraron en Donostia para pedir más armas. «Hay que tener poca vergüenza para hacer una manifestación quejándose de que la sociedad no les quiere y les pega», sentencia Novoa.



«Ertzainek lesio edo kalte konponezinak eragin dizkiete»

Xuhar Pazosek, Amaya Zabartek, Aritz Ibarrak eta Iker Aranak ertzainen kolpeen ondorioak pairatzen dituzte. Xuharrek kalte iraunkorrak ditu ikusmenean, Aritzi masailezurra hautsi zioten, Ikerrek testikulu bat galdu zuen eta Zabarteri lesio larriak eragin zizkioten buruan.

«Lesio edo kalte konponezinak daude, bai Amaiaren kasuan bai Xuharren kasuan. Xuharrek ez du berriro ikusiko bere begitik, ikuspegi zentrala ez du inoiz berreskuratuko», diosku Jon Pazosek, eta aitortu digu Bartzelonan dagoen ospitale pribatu batean badutela «itxaropen txiki bat pigmentu inplante baten bidez ikusmen pixka bat berreskuratzeko».

Zabarteren kasuan, Joseba Novoak adierazi du Amayak ezin duela anbulantzia batean larrialdietako teknikari gisa lan egin. Izan ere, odoljario subdurala eta garezurreko hausturak eragin zizkioten ertzainek. «Garuneko orbain hori betiko izango da», salatu du bere senarrak.

Ibarrak dioenez, bere kasuan «mingarriena ez da kolpea, baizik eta kolpearen ostean korrontearen kontra egin beharra, frogatzeko kolpea eman dizutela». «Kolpatua, zauritua, bizitza osorako baldintzatua eta, gainera, frogatu behar duzu egia diozula. Hori kolpea bezain mingarria da, edo mingarriagoa», gaineratu du gasteiztarrak.

Eta guztiek pairatzen dituzte erasoen eragin psikologikoak. «Familiak txikitzen ari dira», nabarmendu du Xuharren aitak. Honek argi dio bere semearen zauriak foam pilota baten kolpearen ondorio direla, eta ospitaleko medikuek egindako txostenak hala jasotzen du. Gainera, berak dioenez, Gardentasunerako Batzordeak «onartu du egun horretan Ertzaintzaren jokabidea ez zela izan egokia».

Ildo horretan, gogoratu beharra dago hiru zauritu izan zirela gau hartan Tolosako inauterietan; are, neska batek zauriak izan zituen buruan. I.S.