2013 ABEN. 18 TXOKOTIK «¿Y si tú sos vos?», Ainara Lertxundi Periodista Es el título del documental del productor Karlos Trijueque y el periodista de origen uruguayo Danilo Albin en el que tomando como hilo conductor la apropiación durante la dictadura argentina de Carla Rutila Artés cuando apenas tenía diez meses plantean la siguiente interrogante: «¿Qué harías si tu vida fuese una mentira?». Tras pasar varios días en un centro clandestino de detención de Buenos Aires, Carla fue apropiada por el agente de Inteligencia Eduardo Alfredo Ruffo, quien la sometió a abusos físicos y sexuales hasta que en 1985 pudo ser recuperada por su abuela, con quien se refugió en el Estado español. 35 años después, regresó a la capital argentina para declarar en el juicio contra su apropiador, quien no fue capaz de mirarle a los ojos en la sala de audiencias. Organismos de derechos humanos estiman que entre 30 y 50 niños robados a sus madres detenidas y desaparecidas podrían estar viviendo en el Estado español u otros países europeos. Este lunes, en El Salvador, Ana Miriam Rivas se reencontró con su familia 31 años después de haber desaparecido durante un operativo militar en el que falleció su madre. «Siempre creí que no tenía familia, pensaba que era solo yo y mis hijos (...) ahora doy gracias a Dios y a ustedes por darme esta gran familia», manifestó al conocer a su familia materna. En una cafetería del barrio iruindarra de Errotxapea, Blanca Flores acuna entre sus brazos a su segundo hijo. Desde que fue madre por primera vez sintió un inexplicable temor a que se pudieran perder por cualquier motivo. Siempre pensó que sus padres la habían abandonado, un lastre con el que creció primero en una institución religiosa en su país de origen, El Salvador, y años después en Guembe, adonde llegó tras ser adoptada por cuatro hermanos navarros junto a su «hermana» Ana, otra niña desaparecida. Siendo adulta, descubrió que no eran hermanas biológicas, que a sus cuatro años no era Blanca sino Francisca y que sus padres no la abandonaron sino que murieron en una incursión militar. «Saber de dónde vienes te aporta tranquilidad y he podido cerrar ese capítulo de mi vida», afirma ahora con el sosiego que otorgan la verdad y el derecho a la identidad.