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PAPEREZKO LUPA

Más indigesto que un polvorón revenido


Es probable que la mayoría de las lectoras y lectores de este periódico no le hicieran mucho caso, pero el rey español hizo el pasado día 24 el discurso de todos los años. Parece que sí, que le siguen dejando. Y como imaginarán, ayer había multitud de comentarios ensalzando la disertación del monarca. Entre todo el jabón, servidora ha querido rescatar el editorial de «El Correo», probablemente el más pelotillero del kiosco. El diario de Vocento empezaba con toda una declaración de intenciones y afirmaba que «cuando la coyuntura parecía poco propicia para la intervención del Rey en la compleja realidad del presente, el mensaje de Nochebuena ha sorprendido gratamente por su modernidad y audacia». Sí, es lo que comentaba ayer todo el mundo a la hora del marianito... Luego, el dicharachero editorialista explica que «el Monarca (...) ha empezado reconociendo la exigencia social de cambio y de compromiso ético en todos los ámbito de la vida política, sin descartar una `actualización de los acuerdos de convivencia'. Pero, dicho esto, el Rey reivindica la vigencia de la Constitución de 1978, que no es incompatible con la mejora de la calidad de nuestra democracia». O sea, que «actualización», la justa y necesaria para que nada cambie. Si realmente el Borbón reconociera la «exigencia social de cambio y de compromiso ético», haría las maletas ya mismo. Pero qué va, ahí sigue.

En su esfuerzo por hacer potable la plática real, «El Correo» insistía en que «promueve y alienta una `España abierta', un país libre, justo y unido dentro de su diversidad. Y para conseguirlo -y éste es el segmento central del mensaje- invita a las fuerzas políticas a que, sin renunciar a sus ideas, superen sus diferencias para llegar a acuerdos que hagan posibles las reformas necesarias para un futuro pletórico». ¿Sin renunciar a sus ideas? Que se lo digan a las formaciones catalanas que promueven la consulta... qué morro tienen. Eso sí, lo del futuro «pletórico» tiene su punto cómico. Aunque servidora no sabe si reír o llorar cuando los guardianes del «atado y bien atado» dicen que «no es hora de encastillamientos ni de inmovilismos». El cinismo al poder. Y total, para decir que «de nuevo, la Corona va por delante de los políticos profesionales». De tanto hacer la pelota les ha salido un editorial más indigesto que un polvorón revenido.