2014 URT. 13 AZKEN PUNTUA Silencio en las calles Iñaki LEKUONA KAZETARIA El silencio reconstruye cada noche las casas derruidas, las calles levantadas, las ruinas de la plaza, los coches calcinados y oxidados de Oradour, un pequeño pueblo a la orilla del Glane que permanece casi como aquel 10 de junio del 44, después de que un regimiento del ejército nazi lo arrasara en represalia a la ofensiva aliada en Normandía. Esta semana la justicia alemana ha imputado a un octogenario por su presunta participación en el asesinato de más de seiscientas personas; los hombres, acribillados en un granero; las mujeres y los niños, gaseados y quemados en la iglesia. El proceso posiblemente no llegue lejos, porque el acusado, a pesar de reconocer de que formaba parte de aquel regimiento, ha negado haber participado en la masacre, Y tras setenta años, pocas pruebas y ningún testigo, el tribunal acabará por archivar la causa. Pero el mero hecho de que Alemania se niegue a ocultarse tras las páginas de la Historia, ese empeño por no rehuir el pasado, esa voluntad de recuperar su propia memoria, todo ello reconforta su presente y refuerza su futuro, y sitúa a este país a años luz de ese otro que llaman España, que oculta su ayer en cunetas, bajo toneladas de tierra y desprecio, que se aferra con muletas a su presente monárquico, oligárquico y corrupto pergeñado en la dictadura, que impone su futuro sobre la misma una de la ni grande ni libre. Las calles mudas de Oradour, preservadas tal y como las descubrieron, hablan de memoria, esa que tendrá que preservarse también aquí, pero completa. Sólo así se reconfortará el presente y se reforzará el futuro. Sin silencios.