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PAPEREZKO LUPA

Otra de obispos malos


El pasado miércoles, el obispo emérito de Donostia, Juan María Uriarte, mostraba su desacuerdo con el encarcelamiento de Arnaldo Otegi y el facherío arremetía contra él; es decir, tergiversaba.

«Libertaddigital» titulaba «Uriarte dice que `asume' las posiciones políticas de ETA y elogia a Otegi». Después, el texto no se correspondía con el titular, sencillamente porque reproducía las palabras del obispo: «Los dirigentes de la izquierda abertzale encarcelados son los que con mucha mayor claridad asumen unas posiciones próximas a las que yo asumo». A la gente de Fede esas posiciones relativas a un proceso de paz y normalización le parecen «las posiciones políticas de ETA». Pero, bueno, ya que les había quedado bien el titular... Por otro lado, una posición política, incluso siendo del PP, puede ser respetable, ¿no?

«El Mundo» se conformaba con dedicar a Uriarte una flecha hacia abajo porque «No quiere que Otegi siga en la cárcel». Ya sabemos que Pedro J. y su banda sí, porque «el ex líder de Batasuna está condenado por pertenencia a banda armada». Una muestra de la calidad de la Justicia española.

«Abc», sin embargo, le dedicaba editorial y amplia «información». Decía que Uriarte «ha prestado su voz al coro de revisionistas que están aprovechando del punto crítico de la estrategia política de ETA para dar carta de legitimidad a algunos de sus más conspicuos dirigentes», y lo encuadraba en «Esa parte de la Iglesia vasca que fue comparsa del terrorismo -la misma que anunció que la Ley de Partidos tendría `sombrías consecuencias'-». Pero no solo él, pues lo consideran «tan comprometido, como su predecesor Setién, en impartir disculpas morales a asesinos y cómplices». Lo dice un diario experto y veterano en eso mismo. En información interior, se referían a Arnaldo Otegi como «Exportavoz de Batasuna, exparlamentario vasco y miembro activo de ETA. Esta es la carta de presentación de Arnaldo Otegi, algo más que un miembro de la `izquierda abertzale'. Su nivel de compromiso con la organización terrorista es tal que la Audiencia Nacional no dudó en atribuirle un papel dirigente en la banda criminal, hasta el punto de que en la última sentencia en la que resultó condenado (...) los magistrados le impusieron diez años de cárcel que luego el Tribunal Supremo dejaría en seis y medio al convertirle en 'simple' miembro de la banda». Ah, la Audiencia Nacional, esa que alivia la añoranza de «Abc» por el Tribunal de Orden Público.