2014 OTS. 21 CRISIS EN UCRANIA Un conflicto ya fuera de control deriva en un baño de sangre en Kiev La violencia armada volvió a estallar a primeras horas de ayer en Kiev haciendo saltar por los aires la frágil tregua acordada unas horas antes y dejando decenas de muertos en las inmediaciones de la plaza de la Independencia, síntoma de que los políticos han perdido el control de la situación. Tras la jornada más sangrienta de esta larga crisis, las esperanzas estarían ahora depositadas en la mediación internacional. El Parlamento prohibió la operación «antiterrorista» anunciada la víspera. GARA KIEV Ni siquiera doce horas duró la tregua que el miércoles por la noche acordaron el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y los líderes de la oposición para poner fin a dos jornadas de violencia que habían dejado 28 muertos en Kiev. Pretendían favorecer la negociación para buscar una salida a la crisis que vive el país desde hace tres meses y cuyo origen, la negativa a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, apenas nadie recuerda en la plaza de la Independencia, epicentro de las protestas. El desencadenante de los enfrentamientos que a primera hora de ayer hicieron saltar por los aires el acuerdo y que, según la oposición, se saldó con al menos 60 muertos -casi cien en los últimos tres días- no difiere del que provocó los choques dos días antes. El Ministerio de Sanidad cifró en 75 los fallecidos en los últimos días -trece de ellos policías-, mientras que el ultraderechista partido opositor Svoboda denunció la muerte de más de 60 personas solo ayer. Se estiman en más de un millar los heridos. Sobre las 08.00 de la mañana, tras una noche de relativa calma en la capital, cientos de manifestantes con cascos y armados con palos y escudos escalaron sus barricadas para lanzarse contra las fuerzas antidisturbios Berkut -apenas un centenar, según Efe- que mantenían el cerco en torno al lugar. Mientras los manifestantes lanzaban los primeros cócteles molotov y fuegos artificiales contra los agentes, que respondían con granadas aturdidoras, al menos un francotirador oculto en el Conservatorio ubicado en la plaza -que los opositores utilizan para descansar y reponer fuerzas- disparó contra una veintena de policías, según la versión del Ministerio de Interior. Al mismo tiempo, las llamadas autodefensas de Euromaidan tomaron la calle Grushevski y plaza de Europa, donde, armadas con bates de béisbol, barras de hierro e incluso hachas y algún rifle, se encontraron cara a cara con los odiados y temidos «berkut», que, según Interior, primero se replegaron para no poner en riesgo sus vidas y luego emplearon sus armas en «legítima defensa». Los francotiradores sembraron el terror en las calles del centro de Kiev, donde los disparos se sumaron al ruido de palos, barras metálicas y cócteles molotov en los choques entre manifestantes y policías. De hecho, según fuentes médicas de la oposición, la mayoría de los fallecidos recibieron un único disparo en el corazón, la cabeza o la carótida. Tanto la sede del Gobierno como el Parlamento, a donde pretendían llegar los manifestantes, fueron evacuados. La mayoría de las víctimas mortales de ayer -tres de ellas policías- fueron abatidas en las inmediaciones de la plaza de la Independencia, en uno de cuyos accesos, la calle Instituskaya, se pudo ver a efectivos de seguridad apostados en las esquinas con fusiles de asalto Kalashnikov y rifles de precisión con mira telescópica, informaron varias agencias. El diputado de Svoboda Sviatoslav Janenko denunció que la Policía «dispara a matar» y acusó a las fuerzas de seguridad de la ruptura de la tregua. Yanukovich, por su parte, culpó a los manifestantes antigubernamentales de lo mismo. Interior informó de que los manifestantes capturaron a 67 policías, cuya suerte dependerá, según sus captores, del desarrollo de las negociaciones. El titular de Interior, Vitali Zajarchenko, ordenó entregar armas de combate a los policías y advirtió de que la ley les permite utilizarlas contra los «extremistas» y para «liberar a sus colegas». Exigió a los «extre- mistas» la entrega de las armas y el retorno a la «protesta pacífica». «No se encontrará ni un solo país democrático en el que las estructuras policiales hayan mostrado tanta contención y tanta tolerancia», señaló. También el Ministerio de Defensa recordó que los soldados pueden usar sus armas para defender sus vidas y las instalaciones militares. Ayer, la Rada Suprema (Parlamento) prohibió la operación «antiterrorista» anunciada el miércoles por los servicios de seguridad para atajar la «insurrección armada» de la oposición. De los 238 diputados presentes, solo dos rehusaron votar a favor de la prohibición. Desmarques Mientras, el alcalde de Kiev, Vladimir Makeyenko, en el cargo desde que su predecesor fuera destituido por el uso de la fuerza contra las protestas antigubernamentales, abandonó el gobernante Partido de las Regio- nes en repulsa por el estallido de un nuevo brote de violencia y llamó a los diputados a colocarse como «escudo humano» entre uniformados y civiles. La agencia rusa Interfax informó de que al menos doce diputados tomaron la misma decisión. Algunos analistas siguen alertando de la posibilidad de que la situación en Ucrania derive en una guerra civil, posibilidad que otros rechazan al considerar que se trata de una confrontación de una parte de la ciudadanía con el Ejecutivo y no entre dos sectores de la sociedad, aunque sí ven posibilidades de desintegración del país. Unos defienden que la única salida es la dimisión de Yanukovich, pero otros descartan esa opción porque la pérdida de inmunidad podría poner al presidente en el punto de mira de la Justicia. Lo que muchos tienen claro es que Yanukovich acabará cediendo parte de sus poderes al Gobierno y al Parlamento. Este último y sangriento estallido de violencia parece alejar un eventual acuerdo entre el Gobierno y la oposición y todas las esperanzas parecen puestas en la mediación internacional, en la que Rusia jugaría un papel determinante y en caso de llegar a buen término podría significar una nueva victoria diplomática para su presidente, Vladimir Putin. Primeras sanciones de la UE en medio de una intensa actividad diplomática La actividad diplomática en torno a la grave crisis de Ucrania se intensificó durante la jornada de ayer después del nuevo estallido de violencia, con la llegada a Kiev de los ministros de Exteriores francés, alemán y polaco y de un emisario del Kremlin, mientras la Unión Europea (UE) y EEUU adoptaban sus primeras sanciones. Los tres ministros europeos se reunieron durante varias horas, por separado, con el presidente, Viktor Yanukovich, y los líderes de la oposición para proponerles una hoja de ruta diseñada por Bruselas para atajar el conflicto y que incluiría una reforma de la Constitución y la puesta en marcha, en los próximos meses, de un Gobierno de transición, según informaron medios alemanes citando fuentes gubernamentales de Berlín. Ninguna de las partes se posicionó al respecto, y los tres enviados de la UE decidieron prolongar hasta hoy su estancia en Kiev para tratar de obtener avances en la negociación. Mientras tanto, en una reunión de urgencia en Bruselas, la UE alcanzó un acuerdo político para imponer sanciones a los responsables de violaciones de derechos humanos, violencia y uso excesivo de la fuerza en Ucrania, consistentes en prohibir su entrada y congelar sus bienes en territorio comunitario, aunque su aplicación no será inmediata y dependerá de la evolución de los acontecimientos. Estas medidas, que van en la misma línea de las adoptadas el miércoles por la noche por EEUU, afectarían tanto a los miembros del Gobierno de Kiev como a los de la oposición. La Casa Blanca urgió a Yanukovich a «retirar inmediatamente» a las fuerzas de seguridad del centro de Kiev y a «respetar el derecho a la protesta pacífica», mientras Berlín instaba al presidente a retomar el diálogo con la oposición «urgentemente». Coincidiendo con estas llamadas y con la presencia de los enviados europeos en Kiev y a petición del propio Yanukovich, el presidente ruso, Vladimir Putin, envió a Ucrania, al defensor del Pueblo, Vladimir Lukin, para ejercer labores de mediación. Mientras, su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, rechazó las amenazas de la UE y EEUU, que tildó de «chantaje» a Kiev, y el primer ministro, Dmitri Medvedev, dio muestras de impaciencia con los dirigentes ucranianos que en noviembre renunciaron a un acuerdo con la UE para acercarse a Moscú. «Por supuesto que seguiremos colaborando con nuestros socios ucranianos en todos los ámbitos donde tenemos acuerdos. Pero es necesario que nuestros socios estén firmes y que las autoridades de Ucrania sean legítimas y eficaces y no permitan que les pasen por encima», subrayó. GARA CRIMEA. El presidente del Parlamento de Crimea, Vladimir Konstantinov, amenazó con la separación de la región de Ucrania en caso de que se derrocara el «poder legítimo», informó la agencia rusa RIA Novosti. No obstante, aclaró que hasta el momento no se ha presentado esta cuestión.