2014 MAR. 01 TXOKOTIK Diferente Fermin Munarriz Periodista España es diferente. «No existe precedente alguno, ni otro ejemplo en el mundo» en desdeñar la oportunidad de un desarme. Tampoco en insultar y vapulear a expertos neutrales que ayudan con su sabiduría y experiencia. Es esa singularidad la que ha extendido una sensación de perplejidad, de desazón y hasta de eso llamado vergüenza ajena... No sé por qué razón esta semana me ha venido a la memoria una de esas historias que se oyen en la juventud a otros mayores y se quedan pegadas en los recuerdos. Se trataba de un tal Tx., al parecer joven bienhumorado, «del país», de esos que hablan poco y callan mucho, pero que cuando dicen algo se les entiende perfectamente. Y, además, vacilón. Las circunstancias de la época le llevaron al infierno de los habilísimos interrogatorios, en los que a duras penas conseguía distraer una y otra vez a los brutos que le torturaban, conduciéndoles a citas falsas y hasta pistas disparatadas. Y pasaron las horas y los días, hasta que al final, reventado por el tormento, se encaró con el jefe de los cafres y le preguntó: «¿No tiene torturadores con más categoría?». Admito que entonces, joven lampiño, no acababa de pillar la gracia a una historia que provocaba alborozo entre los maduros y a mí me helaba la sangre. Hasta que un día lo comprendí. En realidad, Tx. había derrotado a los torturadores. Sus compañeros se habían salvado. Y la pregunta final era el espejo que reflejaba la impotencia y el patetismo de quienes lo habían atormentado creyéndose vencedores. Tal vez por la experiencia histórica que acumulamos aquí, la desazón, aunque amarga, nos resulta familiar; sin embargo, la perplejidad ha prendido, sobre todo en el exterior, hasta alcanzar un eco mediático y político que ni el propio Gobierno español podía imaginar. Para su desprestigio y para la credibilidad sobre el compromiso y la responsabilidad de la otra parte. Maltratar la disposición de los agentes internacionales implica, además, despreciar la confianza y las esperanzas de una comunidad. Vamos, lo ya conocido, pero ahora también a la vista del mundo. Por ello, hoy la brecha hacia la sociedad vasca es un poco más ancha. Estoy seguro de que esta semana muchos hombres y mujeres de este país han hecho la misma pregunta: ¿No tenéis un gobierno con más categoría?