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Internacional

Fútbol más allá del Bayern

Difícil situación de los equipos de Crimea en la liga ucraniana, derbi del Rurh y varapalo del City al United.


En la liga cisjordana compiten 12 equipos, al igual que en la de Gaza. «Nosotros jugamos a veces los sábados. Ese día es sagrado para los judíos. Para proteger a los colonos de Hebrón, nos cierran a veces las carreteras y no hay manera de salir de la ciudad. Si damos la vuelta por otro `checkpoint' quizá pasemos, pero nos lleva a dar rodeos de horas para ir a otro estadio. Llega un momento en el que se te quitan las ganas de jugar», confesaba Abdellatif Bahdari, exjugador del Youth Club de Hebrón y que ha fichado recientemente por el Zakho de la Premier iraquí, una ciudad kurda del norte para nada tranquila, «pero me dicen que es mejor que Hebrón», bromeaba.

Hace unos días conocíamos que Jawhar y Adam, dos palestinos de 19 y 17 años, no podrán volver a jugar al fútbol. El 31 de enero pasado regresaban a casa después de un entrenamiento en el estadio Faisal al-Husseini cuando fueron disparados por fuerzas israelíes al aproximarse a un `checkpoint'. No volverán a jugar a fútbol por las graves heridas sufridas en sus piernas y pies. La campaña Tarjeta Roja Contra el Racismo Israelí lanzó una recogida de firmas para suspender la afiliación de Israel a la FIFA, pero su eco seguramente tendrá parecido recorrido que la denuncia de la muerte de más de 1.200 obreros en las obras del Mundial de Catar de 2020. Es decir, ninguno.

Un recorrido que sí esperan tenga la petición de los dos únicos equipos de Crimea que juegan en la liga ucraniana, el Sevastopol y el Tavriya Simferopol para ingresar en la liga rusa, y que la Uefa decidirá en marzo, bajo el peso en la sombra de su mayor patrocinador, la gasera rusa Gazprom. De momento, el Sinferopol -entre los que buena parte de sus hinchas radicales prefieren quedarse en Ucrania- recibía en casa al Dinamo de Kiev, símbolo del nacionalismo ucraniano, justo el día del referéndum sobre Crimea. La Federación cambió la sede del partido y lo trasladó a la capital Kiev, donde la hinchada local aprovechó para mostrar una gran bandera de la marina ucraniana con el lema «Libertad para Ucrania o muerte», en contraposición a las habituales enseñas de, por ejemplo, el Sebastopol, que muestra en sus partidos las banderas de la marina rusa.

En Donetsk, ciudad del líder Shakhtar, ondean los distintivos rusos y su dueño, Rinat Akhmetov, es un oligarca que ha apoyado siempre a Yanukovich, el presidente proruso depuesto, aunque ha aclarado que su club seguirá como hasta ahora.

En el horizonte planea una Liga rusa a la que le queda poco trayecto con el Lokomotiv de Moscú a la cabeza, con tres de ventaja sobre un Zenit en el que se estrenó con victoria apurada André Villas-Boas. Este fin de semana se dirime un derbi moscovita en el que el líder recibe al Spartak, el club más popular de Rusia y que lleva once años sin ganar un título. Ni Unai Emery, ni Brian Laudrup ni ahora el recién destituido Valery Karpin han logrado reflotar al `equipo del pueblo'. El conjunto krasno-belye (rojiblanco) no fue fiel a la tradición soviética de que las instituciones estatales, como por ejemplo el ejército o el cuerpo de policía, o los ferrocarriles, fundasen sus propios clubes deportivos. Hoy, su enemigo futbolístico no es su vecino Torpedo moscovita, ligado a una empresa de automoción y que milita en la Segunda rusa, sino él mismo. Marcha tercero empatado con CSKA y Dinamo, pero con una inercia negativa.

Más emoción se vivió en el derbi eterno del fútbol croata, con el histórico GNK Dinamo Zagreb aumentando a los 11 puntos su ventaja, al poner fin con su triunfo por 0-2 a la racha de 18 partidos sin perder del Hajduk Split. Un clásico que comenzó a fraguarse en la vieja Liga de la Yugoslavia socialista, y donde lo único que les ha unido ha sido su sentimiento pancroata. Mientras el otrora Gradanski y luego Dinamo es el club más laureado, el Hajduk fue considerado `el equipo de Tito' tras ganarse su simpatía por negarse a jugar en la liga creada por los nazis en Croacia, lo que les valió no ser disueltos con la llegada del comunismo; más tarde, cayeron en desgracia bajo el creciente poderío político serbio.

Una vez más, azules y blancos midieron fuerzas delante de sus acérrimos incondicionales, la `Torcida Split' local, inspirada en los hinchas brasileños, y los `Bad Blue Boys' visitantes, cuyo nombre nace de la película «Bad Boys» de 1983, protagonizada por Sean Penn. Enfrentados en los campos, muchos de sus integrantes formaron, no obstante, parte del Ejército Croata o Hrvatska Vojska.

Rivales encarnizados en el estadio, codo con codo cuando de reclamar otros objetivos se trata. Como sucedió en Turquía en la defensa del parque Gezi. Los primeros hinchas que se movilizaron en apoyo a los manifestantes fueron los Çarsi, el grupo radical del Besiktas, ácratas y de izquierdas, que se localizan en un vecindario de tradición laica y obrera muy crítico con la política del presidente Erdogan. A ellos se unieron otros grupos ultras como los UltrAslan del Galatasaray y `Vamos Bien' del Fenerbahçe. Y esto sucedía menos de un mes después que un joven aficionado del Fenerbahçe muriese a manos de hinchas del Galatasaray. «Tenemos que agradecer a Erdogan que nos haya unido a todos», reconocían.

La séptima de Schweinsteiger

Y si en el caldeado derbi croata de este fin de semana se jugaban el título, en la Bundesliga el subcampeonato estaba en juego este martes en la ardiente rivalidad de la Cuenca del Rurh, el derbi 144º entre dos ciudades, Dortmund y Gelsenkirchen separadas por apenas 35 kilómetros, entre el Borussia Dortmund, segundo en la tabla, y los Die Knappen (Los mineros) del Schalke 04, terceros, en un Signal Iduna Park abarrotado por algo más de 77.000 espectadores y con su archiconocida «Süd Tribune» más atronadora que nunca.

El Revierderby, al final, acabó en tablas, empate a cero que deja las cosas como están en el día en que el Bayern de Múnich se proclamaba campeón a falta de siete jornadas para el final, todo un hito en el futbol alemán. Su 1-3 al Hertha berlinés fue casi anecdótico. Su capitán Bastian Schweinsteiger alzó el martes su séptimo título de Bundesliga; solo Oliver Kahn y Mehmet Scholl han ganado más, ocho. Por cierto, sus últimos ocho títulos ligueros los ha tenido que festejar el Bayern lejos de su Allianz Arena.

Un paseo militar de los bávaros que pueden coronar la temporada con una Champions League que les espera con los brazos abiertos. Pep Guardiola llegó, vio y ganó, y va camino de mejorar la exitosa campaña pasada de Jupp Heynckes. Una supremacía en el balompié alemán que ratifican los títulos de Bundesliga obtenidos desde la reunificación de Alemania en 1991: 12 para el Bayern y 11 para el resto de equipos alemanes. ¿Terminarán aburriendo como dijo Franz Beckenbauer sobre el juego de los de Pep? De momento, su principal rival, Jurgen Klopp, ha dicho: «Uno debe quitarse el sombrero ante la constancia, el rendimiento y las ganas que el Bayern demuestra sobre el césped».

La Juventus no sabemos si aburre, pero sí que manda. Ayer había jornada intersemanal en el Calcio, con un más que interesante Juve-Parma o un Fiore-Milan, porque la Roma ya hizo los deberes el martes y ganó 2-1 al Torino, sacando nueve puntos a un Nápoles que el fin de semana cedió tres puntos en casa ante la Fiorentina, con nueva lesión de Mario Gómez y gol in extremis del sevillano Joaquín, lo que afianza en el cuarto puesto a los `viola'.

Las cosas más o menos claras ya en la parte alta de la tabla, en tanto que más revueltas andan algunas de las gradas radicales del fútbol italiano, como la de la Lazio, cuya Curva Nord ha decidido que ya no regresará al campo hasta final de temporada, como medida de presión para exigir la marcha del presidente laziale. La Curva Maratona del Torino también protesta con asientos vacíos contra los `robos' arbitrales y su club se ha ganado una multa porque sus hinchas «han dirigido coros insultando continuamente a los oficales del partido».

En Old Trafford también fue expulsado un hincha local este martes por sus violentas recriminaciones a David Moyes. Una reacción airada pero quizá entendible después del varapalo de 0-3 con el que el City humilló a sus vecinos, con gol incluido de Touré Yayá, sexto máximo goleador de las cuatro grandes ligas -por detrás de Luis Suárez, Cristiano, Diego Costa, Messi y Sturridge-, una barbaridad para un mediocampista

El United -marcha 7º a 5 puntos del 6º puesto, que asegura plaza de Europa League- ya acumula diez derrotas esta temporada, récord desde la inauguración de la Premier League en 1992, en tanto los de Manuel Pellegrini suman ahora solo tres puntos menos que el Chelsea pero con dos partidos menos. Los dos encuentros en casa ante Stoke City y Aston Villa le pueden poner líder con tres puntos de ventaja sobre los de Mourinho, pero el calendario que le aguarda es el peor de los cuatro aspirantes, con salidas ante Arsenal -este mismo sábado-, Liverpool, Crystal Palace -que se jugará el descenso- y Everton.

El Arsenal, en esta jornada intersemanal, no se repuso del 6-0 encajado ante el Chelsea y no pasó del 2-2 ante el Swansea City, mientras el Liverpool jugaba anoche. Jornada propicia también para un Everton que vapuleó 0-3 al Newcastle y a la chita callando adelanta al Tottenham en la quinta plaza de una Premier abierta, no como la Liga escocesa, con el Celtic nuevo campeón si ganaba anoche.