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AZKEN PUNTUA

Lengua de madera


Langue de bois o lengua de madera es una expresión francesa con la que se describe a la persona que habla sin decir nada, ya sea para evitar una cuestión peliaguda, ya sea porque en realidad no sabe de lo que habla. En estos últimos años, la clase política ha hecho méritos para atribuirse casi en exclusiva el dicho dicho. Y si ha alguien a quien podría nominarse como representante de esta especialidad literaria, esa persona podría ser Michèle Alliot-Marie, reina absoluta del manzanas traigo.

Descabalgada del gobierno por Sarkozy, la rubia de Aquitania se hallaba desaparecida de la escena política desde que se supo de sus coqueteos económicos con la dictadura tunecina. Pero tras la cuarentena, llega de nuevo como candidata de la UMP a las Europeas. Y lo hace de manera abnegada y militante. «Voy a perder dinero yendo al Parlamento europeo. ¡No lo hago por dinero! Si me presento a las europeas es porque tengo ganas de hacer algo por Europa y no por ningún tipo de beneficio». No lloren todavía, porque falta lo peor: MAM sólo cobrará 6.000 euros de sueldo parlamentario, más una pírrica dieta de 4.500 euros. ¿Cómo no conmoverse ante la situación delicada de esta dama a la que en su día Jacques Chirac describió como «las piernas más bonitas» del partido?

La política está siendo injusta y cruel para con esta mujer defensora de las más nobles causas, que incluso rompió una lanza a favor del euskara, calificando ese idioma bárbaro como «patrimonio de Francia», pero al que jamás ofreció protección alguna, ni como alcaldesa de Donibane, ni en ninguno de sus cargos en el Gobierno galo. Porque lo suyo ha sido siempre lengua de madera. Como la del prefecto.