2014 MAI. 21 El Ejército tailandés interviene en la crisis decretando la ley marcial Tailandia, un país que ha sufrido dieciocho golpes o intentos de golpes de Estado desde el establecimiento de la monarquía constitucional en 1932, se despertó ayer bajo la ley marcial decretada por el Ejército después de meses de crisis política, para garantizar «la paz y el orden» en las protestas que ya han causado al menos 28 muertos. El Gobierno interino sigue en funciones y los manifestantes aseguran que mantendrán sus protestas pese al llamamiento al diálogo. GARA El Ejército impuso en la madrugada de ayer la ley marcial en Tailandia y desplegó a sus soldados en Bangkok, lo que aumentó los temores de algunos a un golpe de Estado después de meses de crisis política y manifestaciones antigubernamentales que han provocado 28 muertos, pero el Gobierno interino, que fue informado pero no consultado, seguía en funciones. Ejecutivo y oposición se mostraron complacientes con la intervención militar, siempre que se respete la ley y, según el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, derrocado por un golpe de Estado en 2006, no se dañe la democracia ni la imagen del país. «Declarar la ley marcial no constituye un golpe de Estado, sino que tiene por objetivo restaurar la paz y el orden público» y evitar la violencia, afirmó el Ejército en un comunicado. «La gente no debe tener pánico y debe hacer su vida normal», añadió. Las Fuerzas Armadas habían amenazado el jueves con intervenir aunque hasta ahora habían evitado inmiscuirse. El comandante en jefe del Ejército, general Prayuth Chan-Ocha, que asumirá más poderes, anunció que mediará en la crisis política que consume al país y obligará a las partes enfrentadas a sentarse a negociar una salida. El líder del progubernamental movimiento de los «camisas rojas» Jatuporn Prompan, dio su visto bueno a la intervención del Ejército, al indicar que «todavía» no se trataba de un golpe de Estado, pero sostuvo que las protestas seguirán hasta que se celebren elecciones para elegir al nuevo primer ministro, tras la destitución de Yingluck Shinawatra -y nueve de sus ministros- acusada de abuso de poder y negligencia. También el líder de los manifestantes antigubernamentales, Suthep Thaugsuban, prometió que mantendrán sus protestas hasta derrocar al Gobierno interino, al considerar que la ley marcial no cambia nada. Tras el despliegue de soldados en el centro de Bangkok se decretó la censura de los medios de comunicación en interés de la «seguridad nacional». Diez canales de televisión, algunos vinculados a los sectores pro y antigubernamentales, fueron clausurados «para preservar la paz». El primer ministro interino, Niwattumrong Boonsongpaisan, seguía en su cargo, señaló a AFP Paradon Pattanatabut, su asesor de seguridad, quien afirmó que decretar la ley marcial es potestad de los militares. «Todo es normal, excepto que el Ejército se hizo responsable de todos los asuntos de seguridad nacional», relativizó Pattanatabut. «El Gobierno interino sigue existiendo», insistió. Boonsongpaisan instó al Ejército a respetar la Constitución y evitar la violencia, y propuso celebrar elecciones parlamentarias el 3 de agosto. Las organizadas el pasado 2 de febrero fueron anulados posteriormente por el boicot de los antigubernamentales que no confían en las urnas porque desde 2001 siempre han ganado los afines a Thaksin Shinawatra. La Constitución tailandesa permite al Ejército declarar la ley marcial, que otorga a los militares el control de la seguridad sobre todo el territorio. Algunos analistas creen que su utilización es «una forma cuidadosamente pensada de mantenerse en la legalidad colocando a Tailandia bajo control militar» y otros aseguran que el Ejército «no irá más allá». La mayoría de tailandeses no recibió la presencia de los militares en zonas estratégicas como una amenaza, aunque Pavin Chachavalpongpun, de la Universidad de Kyoto, subrayó que «somos testigos del preludio de un golpe de Estado» y se refirió a un «complot dirigido a crear una situación ingobernable destinada a legitimar el avance del Ejército». Los «camisas rojas» partidarios del Gobierno advirtió a la oposición sobre el riesgo de una eventual guerra civil si se obstina en hacer caer a lo que queda del Gabinete. Los opositores reclaman la designación de un primer ministro «neutral», y proponen postergar sine die las elecciones. Tailandia está acostumbrada a los golpes de Estado. Desde 1932, cuando se instauró la monarquía constitucional, ha sufrido dieciocho golpes de Estado y un intento fallido. El último, el de 2006 tras meses de manifestaciones antigubernamentales contra Thaksin Shinawatra, desencadenó la actual crisis política. Inquietud internacional Ante la irrupción del Ejército, EEUU advirtió de que la ley marcial «debe ser temporal» y que «todas las partes deben respetar los principios democráticos, incluida la libertad de expresión». Japón fue el primero en reaccionar manifestando su preocupación por un país en el que tiene grandes inversiones, sobre todo en los sectores del automóvil y de la electrónica, y llamó a la mesura y a no recurrir a la violencia. También Indonesia, importante socio económico y del bloque ASEAN, manifestó sentirse «profundamente afectado», mientras que el Gobierno de Filipinas pidió a sus ciudadanos residentes que se preparen para una eventual evacuación. NEGOCIACIÓN. El jefe del Ejército, general Prayuth Chan-Ocha, anunció que mediará en la crisis política que consume a Tailandia desde hace meses y que obligará a las partes enfrentadas a sentarse a negociar una salida.