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Mundial de Brasil 2014

El Mundial de los autobuses


Cuando José Mourinho aparca el autobús de su equipo, los espectadores ya se huelen el cerrojazo. En el Mundial de Brasil, los autobuses circulan a buen ritmo, al menos los modelos asignados a las 32 selecciones y escoltados por las fuerzas del orden. Cada vez que se ponen en marcha por las calles de Brasil, además, lanzan un nuevo desafío a sus adversarios, y es que un eslogan distinto adorna los flancos de cada uno de ellos. Hay que decir, con todo, que algunos estrategas de marketing han optado por mensajes cuando menos arriesgados. Así, por ejemplo, el equipo de Costa de Marfil proclama en sus desplazamientos un alarmante «Elephants charging towards Brazil!» («¡Carga de elefantes hacia Brasil!»). Drogba y sus compañeros de selección pueden considerarse afortunados de haber podido superar la aduana brasileña, ya que la ley que regula la importación de fauna salvaje es muy restrictiva. Pero también la delegación camerunesa -«Un lion demeure un lion» («Un león es siempre un león»)- habría tenido problemas en la frontera. La legislación aduanera estipula que «los animales transportados a Brasil sin disponer de certificación internacional debidamente cumplimentada serán puestos en cuarentena. Los costos devengados por dicha cuarentena recaerán sobre el propietario de los animales».

Los letraheridos costarricenses se alegraron sin duda al conocer el eslogan que adorna los costados de su autobús: «Mi pasión es el fútbol, mi fortaleza mi gente, mi orgullo Costa Rica». Parece difícil que un lema así, más propio de un sermón, llegue a convertirse en un cántico pegadizo. Los colombianos, en cambio, pueden tener problemas de espacio: «Aquí no viaja un equipo, ¡viaja todo un país!». El último censo registraba 46.413.791 habitantes en Colombia. Nigeria apuesta también por la cohesión nacional: «Only together we can win» («Solo juntos podemos ganar»). Los campeones olímpicos de 1996 no brillan por su originalidad, pero al parecer conocen al dedillo las reglas del juego: el fútbol es, efectivamente, un deporte de equipo. Suiza se muestra segura de sus posibilidades: «End Station: 07-13-14 Maracana!» («Última estación: Maracaná, 13/07/14»).

Una información que quizá convenga tener en mente si los sistemas de transporte público de Río de Janeiro amenazan con colapsarse: es muy probable que el autobús de los helvéticos circule sin pasajeros el día de la final. Australia no tiene problema alguno en proclamar el secreto de su éxito desde los laterales de su autocar: «Socceroos: Hopping our way into History!» («Socceroos: brinco a brinco hacia nuestro lugar en la historia»). Pero dada la distancia que separa Cuiabá, escenario de los primeros partidos de los australianos, de Río, sede de la final (1.577,16 kilómetros), puede que tanto salto provoque considerables problemas musculares en los futbolistas.