2014 ABU. 05 UDATE | Gasteizko Andre Maria Zuriaren Jaiak Celedón aterriza en una marea de cava Celedón arribó a Gasteiz en medio de un tormenta de cava. La llegada del aldeano de Zalduondo, que marcó el inicio de las fiestas de La Blanca, estuvo precedida de un acto histórico, ya que, este año, los encargados de encender el txupinazo fueron los integrantes de la asociación Martxoak 3, víctimas de la violencia estatal. Ion SALGADO Tras viajar hace unas semanas a la estratosfera, Celedón recaló ayer en Gasteiz para dar el pistoletazo de salida a las fiestas de La Blanca. El aldeano de Zalduondo, ataviado con su paraguas, su puro y su bota, aterrizó a las 18.10 en la plaza de la Virgen Blanca, donde esperaban más de 40.000 personas. Una marea humana, bañada en litros de cava, que asaltará las calles de la capital alavesa durante los próximos cuatro días. La llegada del forastero fue el momento álgido de una jornada marcada por el papel de los miembros de la asociación de víctimas del 3 de Marzo (Martxoak 3) , que a las 18.00 prendieron el chupinazo. La explosión del cohete, encendido por José Luis Martínez Ocio, fue recibida con euforia por los presentes, que dos horas antes del inicio oficial de las fiestas comenzaron a tomar posiciones en el corazón de la ciudad. Así, mientras los más jóvenes, provistos de cerveza, kalimotxo y una extraña bebida azul turquesa, instalaban sus campamentos sobre el frío hormigón de la Virgen Blanca, los veteranos poteaban por las calles aledañas a la céntrica plaza. Con las agujas de San Miguel marcando las 17.00, la Herre, la Corre, la Kutxi, la Zapa y las calle Diputación y Postas acogieron un original desfile de moda fiestera. Miles de personas, ataviadas con gafas de bucear, camisetas rotas, pantalones cortados, gorros de colores y botas de monte, sin olvidar el bañador y el bikini, emprendieron la marcha hasta la plaza de la Virgen Blanca, engalanada y protegida para la ocasión. A las redes en los balcones, instaladas para hacer frente a un bombardeo de corchos permanente, se unió un biombo diseñado para proteger el monumento a la Batalla de Vitoria. De él colgaron cuatro grandes pancartas en solidaridad con los presos y presas vascas. Además, en la gran plaza se podían ver carteles contra el fracking, banderas de Palestina y manos negras colocadas por SOS Racismo para denunciar las declaraciones xenófobas realizadas por el alcalde, Javier Maroto. Un chupinazo con memoria Por fin, a las 18.00, Martínez Ocio, acompañado por otras víctimas de la violencia estatal, prendió el chupinazo. Sin duda se trató de un momento emotivo para los chupineros, que rindieron un homenaje a Romualdo Barroso, Pedro María Martínez Ocio, Bienvenido Pereda, José Castillo y Francisco Aznar, los cinco trabajadores abatidos por los disparos de la Policía Armada el 3 de marzo de 1976, hace 38 años.La explosión del cohete, silenciado por los gritos y los cánticos de los y las gasteiztarras, coincidió con la aparición de Celedón, que, custodiado por los integrantes de Zeledon Elkartea, cruzó en diez minutos los 115 metros que separan la balconada de la parte baja de la plaza. Una vez arriba el encargado de dar vida a Celedón, Gorka Ortiz de Urbina, colocó un pañuelo rojo a Maroto y de cuadros a los chupineros, que lucían unas camisetas rojas en apoyo a la lucha obrera. A las 18.20 el aldeano se retiró y las personas congregadas en la plaza emprendieron la marcha hacia las calles de Alde Zaharra, convertidas en un aquapark. Los cantones y las rampas mecánicas se transformaron en grandes toboganes al servicio de los más fiesteros, que recorrían el centro de ciudad pidiendo agua a los vecinos de los inmuebles. Al final, muchos sustituyeron el agua por la cerveza y subieron las escaleras que conectan la plaza del Machete con el gaztetxe de Gasteiz, donde, como todos los años, se organizó una buena fiesta. Un ambiente del que no pudieron disfrutar el centenar de personas movilizadas por el Consistorio para limpiar los restos de vidrio acumulados en la Virgen Blanca. A partir de las 19.30 las calles del Ensanche mostraron las dos caras de la misma moneda. Mientras unos retornaban mojados y sucios a sus hogares para darse una ducha antes de salir de fiesta, otros, limpios y bien vestidos, empezaban a tomar los primeros tragos antes de ir a cenar. Muchos decidieron cruzar las vías del tren y se acercaron a las txosnas para cenar un bocata y un buen cañón de cerveza. Otros se dieron de codazos en la Kutxi y en la Pinto en busca de un hueco en la esquina de algún bar. Una misión imposible el día 4 de agosto. Por la noche, la oferta musical se repartió entre las txosnas, donde actuaba Izerdi Gorria y Big Band Berri, y la plaza de los Fueros, donde tocaba La Pegatina. Los últimos acordes de estos conciertos no fueron más que el principio de una larga noche para el común de los mortales, y corta para los blusas y las neskas, que, tras realizar un homenaje a la patrona de la ciudad, se apoderarán hoy de las calles de Gasteiz. Entre los actos previstos para para este día de La Blanca destaca el homenaje a la ikurriña, que tendrá lugar a las 13.15 en la plaza Nueva, y los primeros paseíllos de los blusas y las neskas, que a las 18.00 atravesarán la ciudad. Asimismo, a las 21.00 partirá desde la Virgen Blanca una marcha convocada por Sare en apoyo a los presos, ausentes pero recordados en estas fiestas. Esta noche en las txosnas ubicadas en la zona universitaria tocarán Gatillazo y GHB. En los Fueros actuará Soraya y en la plaza del Machete hará lo propio Anne Etchegoyen & Aizkoa Abesbatza.