2014 ABU. 24 Mala imagen de los leones a los que un despiste sentenció Que Mateu Lahoz no impida ver el bosque El trencilla anuló un gol legal a Iraizoz y dejó de sancionar al menos un penalti. Joseba VIVANCO MÁLAGA 1 ATHLETIC 0 Avisó el sabio Ernesto Valverde en la previa del estreno liguero que no quería despistes y fue Carlos Gurpegi, el más veterano de todo el pelotón rojiblanco, el que se descuidó y propició un penalti que a la postre daría el solitario gol del triunfo al Málaga, en una presentación de largo de los leones en la misma línea del lapsus de su capitán, arrítmicos, sin chance, espesos, lejos todavía del mejor Athletic de la pasada campaña, con jugadores en rodaje y sin chispa, y que aun así y todo pudo haber rascado al menos un puntito si no hubiera sido por el colegiado Mateu Lahoz -12 derrotas en 16 partidos con él- que anuló un golazo de ¡sí! Gorka Iraizoz, y luego le escamoteó un penalti a Aduriz, agarrado por Kameni, y todo ello en tiempo de prolongación. Que los árboles no nos dejen ver el bosque, ni el dedo la luna, pero siendo verdad que ese final de partido mediatizó el resultado final, donde el empate, incluso hasta sin goles, hubiera sido lo más justo, no se puede ocultar la tristeza con la que los rojiblancos se arrastraron ayer por La Rosaleda, salvo el ímpetu y las ganas de un Muniain enchufado e incluso la de un Iraizoz cuyo protagonismo en las redes sociales esta siendo hasta mayor que si su testarazo a la red hubiera subido al marcador. Media entrada en La Rosaleda compitiendo con la feria malagueña y la corrida de José Tomás en el coso andaluz, terreno irregular y temperatura rondando los 30 grados, el Athletic pareció contagiarse del ambiente nada futbolero que le rodeaba y saltó al partido dominando, sí, llevando la iniciativa, también, pero sin profundidad alguna. Enfrente un Málaga que avisó al minuto uno: Muniain se saludaba con Darder antes del pitido, y a renglón seguido el mallorquín le dejaba un recadito; un minuto después, el `angelito' de Sergio Sánchez placaba a Aduriz sin balón de por medio, y mientras los andaluces enseñaban sus cartas, Mateu se dirigía a Valverde para advertirle de algo. Premonitorio todo ello. Ante un Málaga precavido, bien cerrado atrás, el Athletic lo intentó sin chance, con excesiva paciencia, con línea defensiva muy adelantada, trazando un partido que nada tenía que ver con el ritmo del que avisaba Valverde el día antes. Solo un minuto loco, del 15 al 16, con ocasión para ambas partes, una de Aduriz que no logra zafarse de Kameni y otra de Santa Cruz cuyo balón Beñat desvia lo justo. Un Athletic ni fu, ni fa Sin bandas, sin llegada, parsimoniosos, demasiado fallones, los nada fieros leones lo fiaban todo al inquieto Muniain que jugaba hacia dentro, en tanto el Málaga aprovechaba para estirarse, tratar de lanzar algún contraataque, y en un balón largo que Gupergi peinó erróneamente hacia Iraizoz -todos recordamos entonces su amague en San Paolo que dejó solo a Higuaín-, Santa Cruz aprovechó para provocar la salida a la desesperada del portero y su penalti posterior. El navarro paraba el primer chut de Luis Alberto, pero su rechace hacia dentro lo remachaba el joven cedido por el Liverpool. Era el minuto 35 y solo así podía subir algún gol al tostonazo de La Rosaleda. A Txingurri Valverde le urgía cambiar la dinámica de los suyos y tiró de Ibai por un Beñat que volvió a ser el del inicio de la temporada pasada. Muniain pasó a la media punta y ahí aprovechó para volver a liderar al equipo como lo hizo en Nápoles, tirando diagonales, slaloms, intentándolo siempre, pero sin la bendición de San Paolo. El resto de compañeros, ni fu, ni fa. Ni Iturraspe, ni Iraola, ni Susaeta, ni Aduriz, ni Balenziaga, nada ni nadie funcionó. Ni siquiera los revulsivos Ibai -apenas un par de buenos exteriores, nada más- y un Guillermo fogoso que fueron toda la pólvora del banquillo de un equipo que va a jugar tres competiciones. Dos cabezazos de Mikel Rico, uno lamiendo el palo y otro despejado con dificultades por Kameni, fueron prácticamente todos los fuegos artificiales de los bilbainos en su reacción, a falta de ese arreón final que Mateu cercenó. Poco antes, el Málaga se había quedado con dos jugadores menos, expulsados con justicia, hecho que no influyó y que no disculpa la `veda' que el trencilla permitió a la pareja de centrales Sergio Sánchez y Weligton, dos fieles seguidores de la filosofía que pregonaba el francés Basile Boli, considerado en una lista de ``The Times'' como uno de los futbolistas más duros, y cuyo lema era «golpea antes de que te golpeen, pero golpea discretamente». Y si no que se lo pregunten a Aduriz, al que aprovecharon la cortedad de miras del árbitro para sacudirle hasta en el carnet. Probablemente, como diría Jorge Valdano, «si te agreden es porque eres bueno, porque te temen». Y ambos se fueron de rositas. Mateu la lía en la prolongación Que se fuera de rositas Mateu Lahoz tras sus decisiones finales y no acabara congelado en la nevera, eso sí que sería un insulto. «Ha sido un gol claro y lo han anulado», explicó de manera sencilla después un Gorka Iraizoz que confesó sentirse con «rabia». Tiempo de prolongación, seis minutos. Ibai saca una falta, el portero navarro ataca el balón a la desesperada y conecta un espectacular cabezazo que no firmaría ni el mismo Aduriz. Increíble. Alegría indescriptible en los rojiblancos y el árbitro que levanta la mano señalando infracción. «El línea nos ha dicho que había sido falta de Laporte y el colegiado que fuera de juego posicional de un jugador que molestaba a Kameni», trataría de aclarar Mikel Rico. «¿Los árbitros? Unos nos perjudican y otros... también», se quejó una vez el díscolo Txetxu Rojo. Enfado mayúsculo, ojos como platos, sin tiempo para digerirlo, nuevo balón rojiblanco al área, Kameni que no logra despejar ante el salto olímpico de Aduriz, meollo en el área, y cuando el donostiarra va a rematar a un palmo de la meta, el camerunés le agarra por el cuello y le placa como si de taekwondo se tratara... Y Mateu sanciona falta en ataque. El acabóse. Los leones estupefactos no daban crédito a lo que veían. Acabó sin tiempo para más el partido y el hastag #RoboAlAthletic se convertía al rato en trend topic en la red social Twitter. Escándalo mayúsculo, profundo malestar entre la afición rojiblanca, entre los propios jugadores, pero circunstancia que no puede ocultar la mala imagen ofrecida por los de Ernesto Valverde, y no solo como colectivo, sino también a nivel individual. Lógico en el prólogo de la temporada, pero que dejó una profunda desazón en sus seguidores y no solo los que se desplazaron hasta Málaga. Si los leones buscaban un empujoncito anímico cara al partido europeo del miércoles, deberán fiarlo todo a una grada de San Mamés que esa sí que no les va a fallar, aunque no haya hecho pretemporada. Valverde tiene bastante que reflexionar estos días, sobre todo porque hay hombres que no están finos y ante el Nápoles va a ser eso, un partido para hombres y, sobre todo, en el que no se puede permitir un despiste más. La Liga nos da de comer, avisó Valverde en su día. Pues el Athletic, de momento, se queda con hambre. Habrá que confiar en que se sacie ante el Nápoles. Valverde, que no habla del árbitro, creía que no perderían El técnico del Athletic, Ernesto Valverde, optó por morderse la lengua tras el partido y hasta casi disculpar los graves errores arbitrales de ayer, aunque respondió que «habrá tomado sus decisiones, en algunas se habrá equivocado y en otras habrá acertado». En el gol de Gorka Iraizoz «habrá visto una falta, de alguien, de algo, es la sensación que tenemos». Poco más. «No nos obsesionemos con que hay árbitros que nos vienen peor o mejor, eso no es bueno para nadie». Respecto al partido en sí, Txingurri llegó a asegurar que «según iba avanzando el partido no pensaba que lo íbamos a perder». Sobre su valoración de lo visto, «el partido lo hemos intentado controlar desde el inicio, el Málaga esperaba para salir a la contra, pero hemos tenido la desgracia del penalti. En la primera parte nos ha faltado profundidad y en el segundo quizá también, aunque el balón era nuestro. Ellos esperaban para contraatacar y al final ha estado el gol anulado, el penalti... Pero cada uno lo ve del prisma del que le toca, aunque es difícil que un portero meta un gol como Gorka y se le anule». El técnico malacitano Javi Gracia se refirió también a esa jugada. «En el gol anulado a Gorka Iraizoz veo un golazo, más propio de un delantero que de un portero, pero veo al linier de inmediato con el banderín levantado». El propio portero navarro dijo sentir «rabia cuando haces un gran trabajo y méritos para conseguir puntos, esto te deja mucha rabia en el cuerpo. Ha sido un gol claro y lo han anulado. Se ha equivocado en esa jugada y en el penalti. Pero no le juzgo».