Vacío

Ando por el mundo escuchando versiones diferentes de los sistemas de ayuda, protección, relación de la cultura con los presupuestos generales y la ciudadanía. Desde las medidas post segunda guerra mundial de Francia a las incipientes medidas que se intentan implantar en Uruguay o Brasil. Los objetivos pueden parecer los mismos, pero en su manera de incardinarse todo a la legislación depende su sostenibilidad.

Estamos en la CAV ante un vacío legal. Un vacío que se agranda con los vasos comunicantes con el Estado español y que se cortan con las estructuras tan poco versátiles del Estado francés. ¿De quién dependen las cuestiones culturales? Específicamente, ¿la producción en artes escénicas? ¿Y la exhibición? No insistamos más en remachar los clavos hundidos en la madera vieja. No hay legislación vigente. Malvivimos de la voluntad política circunstancial a base de decretos, convocatorias, remodelaciones, pero es necesario determinar el campo global en el que se juega: las responsabilidades, las competencias y una proclamación política del valor y uso de la cultura hoy.

Financiación mixta, mecenazgos, sin una ley anterior clara conduce a la chapuza. Una ley marco que determine cuánto se designa, qué dotación física es necesaria en cada municipio por número de habitantes, asegurarse la financiación pública y aprovechar los edificios existentes junto con los productores de bienes culturales. Dejarlo como está es mantenerse en un vacío peligroso, que crea desconfianza e inseguridades de toda índole. Se pide un pacto por la cultura, con la fórmula que se consensúe después de comparar las muy diversas soluciones ya existentes en el mundo.