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62 EDICIÓN DE ZINEMALDIA

El declive del «garage» francés

«Eden», de la directora francesa Mia Hansen-Løve, retrata el ambiente que giraba en torno a la música electrónica en el París de la década de los noventa. Toma como referencia las vivencias personales de su hermano, co-guionista de la película, para crear la historia de un joven DJ que, tras una década de éxitos, se ve incapaz de evolucionar ni en lo musical ni en lo personal.

El declive del «garage» francés

La directora francesa de origen noruego Mia Hansen-Løve recala en Zinemaldia con su cuarto largometraje, «Eden», cinta que, según afirmó la propia cineasta, quiere ser el reflejo de la generación que fue influenciada por el house francés y la música electrónica de los 90. La cinta nos traslada al París de la citada década para narrar la historia de Paul (Félix de Givry), un joven que pretende revolucionar la escena electrónica con su dúo garage The Cheers. Pronto comenzará a codearse con los protagonistas del rave francés, entre ellos los Daf Punk (grupo que existió en realidad y que tuvo gran éxito en la época), empezará a pinchar en los clubs más selectos y llegará incluso a realizar una gira por los EEUU. Tras una década que se puede tildar de exitosa, Paul se verá a atrapado en su incapacidad para avanzar tanto en lo musical como en lo personal, y ahogado por las deudas y su adicción por la cocaína.

Básicamente, con «Eden» la directora francesa trata de abarcar tres vertientes. Por un lado, pretende retratar el ambiente que gira en torno a la música electrónica desde los 90 hasta nuestros días, por otro narrar la historia de los Daf Punk (grupo que sí supo adaptarse a las nuevas épocas y sonidos) y, por último, reflexionar sobre la incapacidad de los seres humanos para adaptarse a las nuevas realidades. Para tratar estos puntos, Hansen-Løve se vale de las vivencias reales de su hermano Sven (co-guionista de la película), quien en la década de los 90 trabajo como DJ y conoció de cerca a los protagonistas de la época.

En la proyección de ayer estuvieron presentes la directora y los cinco actores que interpretan a los personajes principales, entre ellos el protagonista Félix de Givry. En la rueda de prensa posterior a la proyección, Hansen-Løve se refirió a los temas musicales que ha introducido en el film: «Todos los temas son originales menos tres que ha compuesto mi hermano. Percibes cómo ha evolucionado la música y te das cuenta de que el garage no ha evolucionado; los Duf Punk sí que cambian, y es por eso que arrasaron».

Tanto directora como actores coincidieron en remarcar el «valor generacional» de la cinta, pues «recoge la música de toda una generación, una generación de la que nosotros somos herederos», afirmó Givry. «El objetivo era lograr que la música fuera parte de la película. Hemos intentado que se oiga como se oía en los clubs, encontrar un punto medio entre transmitir la música y que el ambiente que se respiraba fuera palpable; que la música forme parte de las escenas». Hansen-Løve admitió que los Daf Punk les han facilitado hacerse con los derechos de sus temas por un módico precio. «La verdad es que casi todos pusieron un precio simbólico y la banda sonora no nos salió nada cara», añadió.

Durante gran parte del film, de más de dos horas de duración, se mantiene presente la relación que los protagonistas mantienen con las drogas, en especial con el éxtasis y la cocaína, aunque la directora no llega a meterse en materia. A este respecto, Hansen-Løve reconoció que le han negado subvenciones públicas francesas por no abordar el tema más a fondo: «Me reprocharon no haber tratado el tema de las drogas de una manera más dura. No hay sobredosis ni cosas de esas, pero yo no traté de edulcorar nada, solo intenté darle a la droga el lugar que tenía en la vida de mi hermano. Aun así, hablo de la dependencia y del sufrimiento», concluyó.