2014 URR. 11 RUGBY Championship Los abismos se estrechan Tercer título seguido para Nueva Zelanda, que pierde su condición de invicto, y primer triunfo de Argentina. Imanol INTZIARTE Nueva Zelanda se ha impuesto por tercer año consecutivo en el Rugby Championship. Ninguna novedad hasta ahí. Lo relevante es que, si en las dos ediciones anteriores los All Blacks se habían paseado hasta contar todos sus encuentros por victorias, este año han cedido una derrota y un empate lejos de su feudo. Los de negro se plantaban en el arranque del torneo con diecisiete victorias consecutivas, igualando el récord histórico y buscando una más para liderar en solitario esa estadística. Pero en la jornada inaugural se tuvieron que conformar con una igualada a 12 en el ANZ Stadium de Sydney. Y gracias. Difícilmente hallará Australia mejor ocasión de doblegar a una Nueva Zelanda que, a falta de inspiración sobre el césped, exhibió una defensa numantina. Sin récord de victorias, pero sin conocer la derrota, los All Blacks, en casa, dieron buena cuenta de todos su rivales -victorias cómodas ante Australia y Argentina, más apurada frente a Sudáfrica- hasta llegar a la quinta jornada, en la que su triunfo en tierras sudamericanas les otorgaba matemáticamente el trofeo y significaba su 22º partido consecutivo sin besar la lona. Ahí se quedó la marca, porque el pasado sábado un golpe de castigo desde más allá de medio campo anotado por Lambie a dos minutos del final permitía a Sudáfrica superarle por 27 a 25. Casi dos años han pasado desde que Inglaterra endosase a los All Blacks su anterior derrota, allá por noviembre de 2012. En el plano individual ha destacado Julian Savea. El poderoso ala de los Hurricanes de Wellington -24 años, 1,92 metros y 103 kilos-, ha anotado 4 ensayos y ya suma 27 en 28 encuentros internacionales. Tal y como es frecuente en el deporte, ya se le empieza a comparar con antiguas estrellas, en este caso con un mito como Jonah Lomu. En un plano más anecdótico está lo sucedido con Aaron Cruden. El apertura de los Waikato Chiefs se quedó fuera de la convocatoria para los dos últimos partidos, después de que perdiera el vuelo a Argentina por salir de juerga la noche anterior. Llegó tarde al aeropuerto y en no muy buenas condiciones, dicen. La sanción no irá más allá. Una roca y otro diamante Sudáfrica ha vuelto a ser segunda. Como hace doce meses, los Springboks terminan con cuatro victorias y dos derrotas. Lo que han ganado frente a Nueva Zelanda lo habían perdido ante Australia en otro marcador volteado en los instantes finales con un ensayo de Horne transformado por Foley (24-23). De no ser por esa derrota en la tierra de los canguros, Sudáfrica se habría llevado el torneo. Con la mirada puesta en el Mundial 2015 -Uruguay y Rusia se juegan hoy la última plaza en Montevideo-, el técnico Heyneke Meyer cuenta con un bloque rocoso y experimentado, más efectivo que espectacular, al que se ha sumado su nuevo diamante en bruto, Handré Pollard, que cumplió 20 años en marzo y ya se ha hecho con una plaza de titular como apertura. McKenzie, en la cuerda floja La tercera en discordia ha sido Australia, con dos victorias, un empate y tres derrotas. Una selección anárquica e imprevisible, capaz de poner contra las cuerdas a Nueva Zelanda para caer vapuleada una semana más tarde ante el mismo rival; de imponerse a Sudáfrica y perder ante Argentina, una derrota que ha dejado al técnico Ewen McKenzie en la cuerda floja, apaleado por la prensa del país. El desbarajuste y la crítica vienen del choque inicial, cuando se decantó por Beale de apertura -jugó de centro toda la temporada con los campeones Waratahs- y dejó en el banquillo a Foley, que había sido el apertura titular en los Waratahs. A partir de ahí se han sucedido diferentes combinaciones, con más pena que gloria. Y la guinda la puso la exclusión de Beale antes del último partido por un altercado con la directora comercial de la selección. Pintan bastos para unos Wallabies que han caído hasta la cuarta plaza del ranking mundial, siendo adelantados por Inglaterra. Premio a la valentía Paradójicamente, la colista Argentina es la selección que más reforzada sale de este torneo. Los Pumas se plantaban con un empate y once derrotas como bagaje en las dos ediciones en las que habían participado. Pese a ser la cenicienta entre los tres colosos del hemisferio sur, han llevado hasta las últimas consecuencias su estilo valiente, buscando el juego combinativo, la posesión del balón y el dominio del territorio ante rivales que castigan con ensayos el más mínimo error o pérdida de balón. Dieron guerra en sus visitas a Sudáfrica y Australia, y estuvieron casi a punto de tumbar a los Springboks en el Ernesto Martearena de Salta, pero les acabaron pesando los minutos finales (31-33). El premio llegó en la última cita, un 21-17 favorable sobre Australia que los albicelestes festejaron como si hubieran ganado la copa de campeones. Lo dicho, las jerarquías mantienen el orden, pero las diferencias se estrechan. Una excelente noticia para el aficionado neutral, más teniendo en cuenta que resta menos de un año para el Mundial de Inglaterra.