Reeditados dos discos claves en la historia de Led Zeppelin

Led Zeppelin es una de las formaciones más populares de la historia del rock. Su inicio responde al año 68 y su final a 1980. Doce años para nueve disco, los seis primeros muy estimables y los tres últimos irregulares. No obstante, el mayor potencial del grupo ha estado en su directo, con giras mutitudinarias repletas de admiración y fervor por cuatro tipos muy singulares. Las miradas siempre se las llevaron Robert Plant, vocal, y Jimmy Page, guitarra, quien solía deslumbrar con una Gibson EDS-1275 de doble mástil.

Tras la relativa decepción de sus seguidores por «III», Page y Plant apuestan fuerte porque su próximo disco eluda desconfianzas. Es posible que la presión les ayudara, pero el caso es que en los bucólicos paisajes de Bron-Yr-Aur, en Gales, es donde perfilan una serie de maquetas con un tremendo potencial. Tras los esbozos el dúo se traslada de nuevo a Headly Grange, un antiguo hospicio, donde concluyen su disco de mayor éxito.

Page llevaba tiempo trabajando con su guitarra en una canción que incluyera acústica, eléctrica y un ambiente especial. «Había estado trabajando con mi guitarra acústica y se me ocurrieron algunas partes que, finalmente, acabé casando. Pero lo que quería era algo que tuviera batería en la mitad y que fuera construyendo un gran crescendo», cuenta Page al periodista Brad Tolinski.

Un día en Headly Grange, Page da con la melodía. Jones y Bonham trabajan en la estructura y Plant. sentado en frente de la chimenea escribe la letra. Page recuerda que a Plant las letras le costaban mucho, pero que en este caso para la tarde ya la tenía escrita. «Starway to heaven», el gran éxito del cuarteto, estaba en marcha. Curiosamente, el sorprendente solo de guitarra con el que arremete Page sobre los dos tercios de la canción y que ha pasado a la historia como una de las intervenciones solistas más notables, no es un ejercicio de estilo o de pentagrama, puesto que surge de una improvisación.

La clave del éxito abrasivo de «Escalera al cielo» se debe al relajado inicio acústico muy inspirado y el explosivo final eléctrico. Por el medio queda un largo tramo de armonías y sugerencias hasta la entrada a saco de la batería de Bonham y la deriva hacia el solo de guitarra de Page. Con el paso del tiempo y sin las presiones de tener que defender un disco, Plant afirmaba que odiaba la canción, que le parecía una cancioncilla. También se supo que en numerosas ocasiones se opuso a cantarla ante la contrariedad de Page, que amaba la canción.

A Led Zeppelin se les ha acusado de plagio en muchas ocasiones. Y en «IV» el grupo Spirit les señala porque su canción estrella tenía una sucesión de acordes similar a una canción suya. Dos de los temas más vigorosos del álbum, «Black Dog» y «Rock and roll», que abrían el álbum de manera brutal, también portan el «espíritu» de otro músico, en este caso el de Little Richard. En cualquier caso, y a pesar de más referencias e incluso de la aceptación del grupo en aceptar cambios en la autoría de algunas de sus canciones, «IV» y el resto de repertorio zeppeliano suenan como si fuese realmente Led Zeppelin.

Cambio

Las extraordinarias ventas de «IV» permiten a la banda adquirir un avión apodado The starship. El asunto parece extravagante, pero encaja con el hecho de que Led Zeppelin negocia directamente con las salas y locales donde toca, con lo que se ahorran un tanto por ciento muy alto en comisiones. De otra parte, es también centro de viaje y lugar de orgías, ya que ningún hotel les quería dar alojamiento por la fama de gamberros destructores que habían adquirido.

«House of the holy» no conseguiría el éxito de «IV», pero muestra a unos Zeppelin más ambiciosos y alejados de las estructuras clásicas del rock. El blues queda relegado y las atmósferas, los arreglos de cuerda, las luces y sombras lo convierten en uno de los mejores discos de toda su discografía. El funk y el reggae son otra de sus aportaciones.