ATHLETIC 2

BATE BORISOV 0

«Lo, lo, lo... Athletic Uefara, Athletic Uefara, Athleeetic Uefaraaa!», terminó entonando la grada de San Mamés a instancias de una grada de animación norte que hizo honor a su nombre y hasta nos dejó algún impagable ``Txoria, txori'', como lo fue el gol de San José que abrió la lata bielorrusa, de nuevo él y de nuevo a saque de esquina, cómo no, o la ovación atronadora de eterno agradecimiento al capitán Iraola, que se fue lesionado. La noche fue redonda para los intereses rojiblancos, que no dieron opción a un indolente BATE y ya están en la Europa League.

Corto se antoja el resultado vista la facilidad rematadora local, que nada tiene que ver con el acierto. Pero ayer no importó. Con trece remates, tres de ellos entre los tres palos, acabó el Athletic la primera mitad, por solo uno de los bielorrusos hacia la meta de Iraizoz. No cabe duda de que lo intentó, pero en ningún momento encontró el acierto rematador necesario para ponerse con ventaja. Con la arenga de Valverde del día anterior aun resonando en sus oídos, los rojiblancos se mostraron algo más incisivos en ataque, consiguieron explotar las bandas gracias a unos inspirados Iraola y Susaeta, o algunas incursiones de Ibai, pero sus buenos centros no encontraban destinatario y cuando lo hacían éste erraba el punto de mira, como Mikel Rico en un par de chutazos, o un fajador pero desafortunado Guillermo.

Una primera mitad en la que el Athletic quiso imprimirle ritmo, no siempre lo logró, en la que, el BATE dificultaba el juego interior de los locales a la espera de su boleto de lotería, y unos leones que atacaban a fogonazos pero sin detonar el gol. Así que si los de vanguardia no andaban finos, como demostró Guillermo en un mano a mano con Soroko al minuto de la segunda parte, ahí apareció ¡quién si no, el santo de San Mamés! Mikel San José, prestó a engatillar un córner y poner el 1-0, y de paso igualar a Julen Guerrero como máximo anotador, con dos dianas, del Athletic en la competición. Lo más difícil estaba hecho. Ahora, a disfrutar.

A partir de ahí los leones se desmelenaron, jugaron sueltos, atrevidos, recuperaron sensaciones, tampoco es que gozaran de grandes ocasiones, pero del mismo modo que no las sufrieron. El gol merecidísimo de un enorme Susaeta puso la tranquilidad, el broche, y el pase definitivo a la Europa League.

Si uno vio el choque entre Juventus y Atlético de Madrid del martes se dio perfecta cuenta de que eso es a lo que llaman la Champions. Intensidad a la enésima potencia, concentración altísima, rendimiento máximo de cada jugador. Uno se percata al ver esa grado de mentalización de que al Athletic está alejado de ese nivel de los mejores, de los más grandes, que no solo están ahí año sí y año también, sino que se transforman al escuchar el sonido de la Champions y guerrean al límite cada metro.

Los rojiblancos han saboreado esas mieles, como el niño pobre al que la familia rica le deja bañarse en su piscina y a mitad de largo le falta entrenamiento. Lo han hecho por segunda vez en 16 años y quizá ese dato sea suficiente comentario como para adornarlo con más palabras. Hoy, muchos se preguntan hasta cuándo. Quién sabe. Quizá dentro de otros 16. Y si pasan, pues tampoco será un lunar en su centenaria historia. Y es que siempre quedará la Europa League. El Athletic regresa y, por qué no, vuelve a soñar. Adiós Champions, hola Varsovia.