2015 OTS. 22 Balonmano XXXVI Copa ( semifinales) Contundencia y precisión Bera Bera desguazó la artillería ofensiva rival, cogió ventaja para el minuto 20, y la gestionó con criterio. Juan Carlos ELORZA BERA BERA 23 AT. GUARDÉS 19 Resultará difícil mejorar el trabajo de Bera Bera ante el Guardés, al que minimizó durante los últimos 15 minutos de la primera mitad gracias a una fantástica defensa y a un ataque letal. Los cinco goles de ventaja al descanso, que encarrilaban la eliminatoria, pudieron ser más, porque en los tres minutos finales las donostiarras desperdiciaron tres claras ocasiones, una penetración de Eli Pinedo y dos contraataques de Azanza, que de entrar habrían redondeado 30 minutos perfectos. Bera Bera desmontó uno por uno todos los puntos fuertes del At. Guardés, empezando por el eje de su ataque, centrado en el poder de lanzamiento de distancia de Guialo y su conexión con la pivote Da Silva. Ayer la lateral marcó dos goles, ambos en los cinco minutos iniciales, y Da Silva uno. La fabulosa actividad defensiva, con Menéndez disuadiendo a Guialo de sus trayectorias habituales, y Elorza y Núñez tapando las líneas de pase a Da Silva, ayudadas por sus laterales, acabaron desconectando a las dos angoleñas, hasta el punto de que Manu Etayo prescindió durante muchos minutos de la segunda parte de la lateral. Tras diez minutos de toma de posiciones (4-4), en los que también Temprano aportaba tres paradas que marcaban territorio, el siete inicial del At. Guardés (con sus cuatro angoleñas más Kurchankova y Benzal, la única que aguantó el tipo) entró en barrena ante el muro donostiarra, del 6-5 se pasó al 12-5, y el lenguaje corporal de las jugadoras de ambos equipos empezaba a mostrar el desconcierto gallego frente a la concentración y la confianza de las donostiarras. Un penalti detenido por Yamiley Rodríguez a su excompañera Eli Pinedo en el minuto 25 era la primera parada gallega de la primera parte, y daba paso a una pequeña reacción, con un parcial de 0-3 aprovechando un par de errores en el pase de Eli Pinedo y la exclusión de Núñez, pero Elorza, convertida en el arma secreta de Aitor Etxaburu, dejaba la ventaja en cinco. La gasteiztarra, a la que Etxaburu dosifica para sacarle el máximo rendimiento en defensa -donde es la pieza básica junto a Núñez-, también tiene recorrido en el juego ofensivo, donde demuestra tener mucho criterio, y al ritmo que se juega esta Copa Etxaburu la utilizó unos minutos ante el Elche, y también en la semifinal. En ambos casos cumplió con nota. Ayer, cuando se esperaba que en cualquier momento pudieran aparecer las suspensiones de Guialo, las que surgieron fueron las de Elorza, contribuyendo a ampliar las opciones de la primera línea donostiarra, que estuvo mucho mejor que el viernes, con Ana Martínez muy activa y acertada, quitándose el mal sabor de boca de la víspera. Tras el descanso la tarea de Bera Bera consistía en no ceder ni un ápice para evitar que el At. Guardés se pudiera volver a meter en el partido, y la cumplió a rajatabla. Egozkue, tocada físicamente, sustituía a Ferreira en el extremo y animaba a sus compañeras con sus goles iniciales -el primero de ellos un espectacular trallazo del extremo al ángulo largo-, pero Bera Bera aguantaba la embestida inicial, y enseguida volvía por sus fueros. Mantenía su defensa y la ventaja, en lugar de disminuir, se elevaba a seis goles. Temprano frenaba a la fogosa Benzal con dos paradas, y también los intentos de Kurchankova, Guialo y Egozkue, mientras Núñez machacaba desde seis metros (4 goles en la segunda parte, distinguida como MVP del partido, como Arrojeria la víspera). La recuperación de la puntería de la pivote canaria es una de las claves de la mejora ofensiva desde el inicio del año. El juego de Bera Bera finaliza muchas veces con pases a pivote, y en las diez primeras jornadas ligueras Núñez no estuvo muy fina en el remate (20 goles en los 10 partidos ligueros). Pero desde enero está que se sale, impresionante, con 40 goles en 10 encuentros y metiéndolo casi todo. El equipo lo agradece, porque le cuesta crear ocasiones claras en juego posicional, y la confianza crece de manera exponencial. El At. Guardés nunca logró bajar la desventaja de cuatro, y llegó a parecer que le faltaban recursos en su amplio banquillo. Lo intentó con Hernández, con Doiro y con Espiñeira, pero solo pudo seguir viendo a su rival en la distancia de 4-5 goles, sin bajar la guardia hasta el pitido final, mientras Ziarsolo se peleaba con los postes de la portería gallega -hasta tres de los seis remates al palo donostiarras durante el partido-, tan espectaculares como algunos de los goles.