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CRíTICA: «Red Army»

El equipo soviético que vivió el final de la Guerra Fría (2)


El documental «Red Army» funciona en su segunda parte como metáfora de la caída del régimen soviético y del final de la Guerra Fría. Los problemas en la selección de hockey sobre hielo campeona empezaron cuando su entrenador y alma mater Anatoli Tarasov fue sustituido por Viktor Tikhonov, que era un hombre de confianza de la KGB. Este cambió los métodos de entrenamiento, que tan buenos resultados deportivos habían dado, para imponer una férrea y exigente disciplina militar. La gran entente que hasta entonces habían representado el capitán Slava Fetisov y los jugadores Igor Larionov, Alexei Kasatonov, Vladislav Tretiak y Vladimir Krutov comenzó a resquebrajarse.

La idea era fortalecer el sentido colectivo del juego, en consonancia con los propios principios comunistas. Pero, al querer convertirles en máquinas al máximo rendimiento físico y mental, se fue perdiendo la capacidad de disfrute sobre la pista y, sobre todo, la improvisación táctica que les hacía tan geniales. Se sobreexplotó al quinteto mágico, dentro de una maquinaria propagandística que vino a ser la versión roja del fenómeno capitalista de la fama y del estrellato.

Slava Fetisov seguía siendo el símbolo visible de la armada invencible de cara al exterior, pero la perestroika trajo consigo el derrumbe de los viejos ideales, y el capitán vio una salida en las ligas profesionales occidentales, pagando el precio político de ser el primero en emigrar. Luego le seguirían los demás, y hasta ya en la recta final de sus carreras volverían a jugar juntos como en los viejos tiempos, demostrando de nuevo que el estilo combinativo e inteligente siempre vencerá a la fuerza bruta.

La historia no se acaba ahí, en los EEUU, sino que concluye con la amarga vuelta a la nueva Rusia. Para Fetisov fue muy duro encontrarse con una patria irreconocible y despersonalizada por la apertura capitalista. Putin le ofreció un puesto como ministro de deportes en su Gobierno, y aceptó con la esperanza de poder ayudar al juego que tanto amaba y llevar las olimpiadas de invierno del 2014 a Sochi.