Xabier IZAGA
DONOSTIA
Elkarrizketa
Joseba SARRIONANDIA
Escritor

«En la actividad literaria, me considero un marginal, una hormiga que anda un poco perdida»

Joseba Sarrionandia afirma que en la actividad literaria se considera «una hormiga que anda un poco perdida».

Bittor Kapanaga comentó en cierta ocasión que, cuando usted tenía 14 o 15 años, leyó un texto suyo y le dijo que sería escritor.  
Bittor Kapanaga era como un druida del monte Oriol, pero si dijo eso es porque no me veía escribir. Porque yo nunca he escrito bien. Yo escribo más de lo normal porque escribo mal, entonces tengo que corregir. Como borro, tengo que volver a escribir, y me parece que es así, con mucha paciencia, como he adquirido un poco de práctica en todo eso.

¿Para ser escritor es preciso escribir una novela?
Pero, entonces, la “Antología de Spoon River” es una novela, ¿no? No creo mucho en los géneros. Y tampoco en el concepto de escritor. Escribir, todo el mundo sabe escribir más o menos, porque ¿quién no ha pasado por la escuela? Cualquiera sabe escribir, lo que pasa es que algunos hemos perdido la vergüenza y publicamos, pero a mí me da la impresión de que igual es más importante saber leer que saber escribir.

De la misma manera que es más difícil y más importante saber escuchar y comprender las cosas que saber hablar.

 ¿Sigue escribiendo poesía?
Sí, aunque no he publicado casi nada desde el 96 me parece. Por ahí está un montón de folios sueltos que se llama “Itzuli ezinak”. Significa «gente que no puede volver» y, al mismo tiempo, «textos intraducibles». O sea, que hasta el título es un poco intraducible.

Gabriel Aresti se mostraba dispuesto a que le borrasen de las páginas de oro de la literatura vasca, luego era consciente de que tendría un lugar en ellas. Me imagino que también usted lo será, aunque ha dejado claro que no le interesa la fama o, en palabras suyas, que no quiere «un elefante blanco».
No sé si serán de oro, ya me conformaría con que fueran de lata, o de papel simplemente las páginas de la literatura vasca, para pasarlas más fácilmente para atrás y para adelante. Ahora, además, parece que los textos se digitalizan y las páginas son como más etéreas. En realidad, veo la literatura vasca más como una actividad que como un objeto.

Y en esa actividad me considero un marginal, una hormiga que anda un poco perdida, medio alejada del hormiguero, pero haciendo lo que puede cargando un libro de vez en cuando. Hace cuarenta años había media docena de escritores, ahora se publican 3.000 libros al año en euskara, y yo publico un libro cada dos años. O sea que yo aporto como un 0,016 por ciento, pero pienso que entre todos sí estamos haciendo algo interesante.

Es uno de los escritores en euskara más apreciados y de los que más venden, aunque no sea lo mismo, pero también una de las principales referencias de la literatura vasca actual. ¿Cree que el mito Sarri, el militante escritor, el «árbol peregrino», tiene que ver con ello?
Pues no sé bien, yo nunca he vivido con Sarri. He hecho una vida lo más normal posible dentro de las circunstancias.

¿Y Sarri ha perjudicado al escritor?
Habrá gente que lee los libros con una motivación determinada. Y para otros, al contrario, esa prevención política será el pretexto para no leer los libros. No creo que los prejuicios sean buenos.