Antonio Cuesta
Nicosia

Nicosia espera hoy a que la troika conceda su visto bueno al «plan B»

Nicosia espera hoy a que la troika conceda su visto bueno al denominado «plan B», después de que el martes el Parlamento diera una negativa unánime a la intervención financiera exigida por los acreedores internacionales.

Un chipriota porta una bandera europea en el que se lee un gran ‘No’. (Yiannis KORTOGLOU/AFP)
Un chipriota porta una bandera europea en el que se lee un gran ‘No’. (Yiannis KORTOGLOU/AFP)

Esta propuesta incluye una tasa de hasta el 20% para los depósitos superiores a 100.000 euros, una reestructuración de la segunda entidad del país (Laiki Bank) y una ley para evitar la fuga de capitales en el momento en que se reabran los bancos.

Los diputados chipriotas decidieron además apoyar la creación del denominado Fondo de Solidaridad Nacional, al que se destinarán parte de las reservas de los fondos de pensiones y del seguro médico de empleados públicos, junto a donaciones de empresa y particulares, aportaciones de la Iglesia ortodoxa y bonos de participación sobre las futuras ganancias de unas eventuales reservas de gas aún por explotar.

Sin embargo, la propuesta lanzada por los políticos chipriotas no ha conseguido convencer a la mayor parte de los ciudadanos de la isla, opuestos a cualquier tipo de negociación con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) e incluso favorables a la salida del euro, pues consideran un riesgo muy alto disponer del dinero público de las pensiones y del sistema de salud para sanear unas entidades financieras quebradas que exceden con mucho las capacidades del Estado. Además, la decisión de no intervenir el Banco de Chipre, aun con el desembolso que tendrán que realizar sus grandes clientes, no garantiza en opinión de muchos analistas la supervivencia de la entidad. Del mismo modo la reforma del Laiki Bank acarreará también importantes pérdidas para sus depositantes, no evaluadas en el acuerdo.

Algunos economistas, desde posiciones liberales a declarados marxistas, consideran que la única tabla de salvación para Chipre pasa por abandonar el euro y tomar el control de su economía sin injerencias foráneas. Así, el estadounidense Paul Krugman advertía esta semana en The New York Times sobre la necesidad de que las autoridades chipriotas realizaran una quita en las cuentas de más de 100.000 euros, abandonaran la moneda común y devaluaran su nueva divisa para salvar al menos el sector del turismo, que supone una cuarta parte del PIB de la isla.

En la misma línea se expresó el profesor de la Universidad de Londres Costas Lapavitsas, al considerar que Chipre tendría que permitir la quiebra de los bancos -como hizo Islandia- y evitar de ese modo el hundimiento social y económico del país. Pero para ello debería quitarse el temor a abandonar la Unión Europea y plantearse de manera urgente nuevas alianzas geopolíticas. Para Lapavitsas la «solución» promovida por la troika en Chipre amenaza con destruir la economía de la isla y reavivar la crisis del euro. Las experiencias de Islandia e Irlanda muestran dos vías contrapuestas, la primera de las cuales se saldó con la recuperación de la economía nacional gracias a la devaluación monetaria y a los controles de capital, mientras que la segunda, siguiendo las indicaciones de la troika, alcanzó una gigantesca deuda pública y se encuentra en su sexto año de recesión.

Sin embargo el efecto secundario más grave es, en opinión de Yanis Varoufakis, la pérdida de confianza de los europeos en el sistema financiero y en la sacrosanta seguridad de los depósitos bancarios, merced a la peligrosa decisión adoptada por Bruselas en la crisis de Chipre.

Las cifras presentadas por la troika generan dudas

Uno de los analistas consultados por GARA, el profesor de Economía Política en la Universidad Libre de Varna (Chipre) Leonidas Vatikiotis, cuestiona las cifras presentadas por la troika sobre las necesidades financieras para solucionar la crisis, explicando que «mientras que el Banco Central de Chipre las evaluó en 1.900 millones de euros y la Autoridad Bancaria Europea -órgano asesor de la Comisión Europea- en 2.500 millones, la empresa contratada por la troika (Pimco), supuestamente independiente, las fijó en 10.000 millones».

Para Vatikiotis, «los términos de la quita de la deuda privada griega en marzo de 2012, que provocaron pérdidas por 4.500 millones a las entidades financieras chipriotas, y el actual robo de los depósitos bancarios sumirán al país en la bancarrota permanente». «No existe ninguna gestión segura al problema causado por el Eurogrupo -aseguró-, por ello la clave está en la salida del euro».