Maider IANTZI

Los pueblos indígenas defienden la vida ante la invasión de las multinacionales

El impacto de las multinacionales en territorios habitados por pueblos indígenas, la vulneración de derechos que conlleva y su consecuencia directa en la vida de las mujeres se exponen de primera mano, esta semana, en las jornadas organizadas por Mugarik Gabe en Donostia y Gasteiz.

El evento se enmarca en la campaña dirigida a visualizar la vulneración de derechos de los pueblos indígenas de América y las propuestas que están surgiendo desde Abya Yala (nombre dado por el pueblo Kuna al continente americano). Según explican los organizadores al inicio de las jornadas, en Donostia, el secuestro de las tierras de estas comunidades por parte de los gobiernos al servicio de las empresas multinacionales es una práctica extendida desde México hasta Chile, y apoyar la resistencia es el camino para hacer frente a la injusticia.

La sala se llena poco a poco para ver el documental «El oro o la vida. La recolonización y resistencia en Centro América», realizado por autores indígenas. Luego se da paso a la mesa redonda. Entre el público están sentadas la guatemalteca Lolita Chávez y las colombianas Aída Petrona y Aída Quilcué, con una sonrisa a pesar de las duras experiencias que han venido a contar. Las dos últimas todavía están peleando con el jet lag, ya que una llegó de madrugada y la otra acaba de aterrizar. Aparte de estas jornadas, tienen por delante una gira para dar su testimonio. Ayer hablaron en el Parlamento de Gasteiz y la semana que viene las dos mujeres colombianas expondrán en Barcelona «el exterminio físico y cultural» de sus pueblos.

Entre las ideas que salen a relucir en la tertulia, destaca esta de Quilcué: «No solo tenemos que esperar a que nos ayuden, sino que tenemos que ver cómo ayudamos nosotros a otros en la defensa de la vida». Chávez explica así: «No caminamos solitos, nos encontramos con otros pueblos. Hoy nos encontramos con ustedes, ¿o no?». Las tres coinciden en que solos les resulta imposible hacer que se respeten sus derechos, pero si cada vez se suma más gente... «Eso es lo importante. No nos vamos a afanar en hacerlo en dos años. Ya llevamos 500... y seguimos», pone el colofón Petrona.