Empieza su testimonio expresando «el gusto» que le da sentarse entre el público a ver el documental «El oro o la vida», proyectado en el Koldo Mitxelena dentro de las jornadas de Mugarik Gabe: «Las mujeres somos protagonistas no solo de las películas, también del caminar de los pueblos».

«Se me ha intentado matar -revela a continuación-. No lo han conseguido. La prueba de ello es que estoy aquí. Mi vida no depende de las multinacionales, tiene relación con la madre naturaleza, con los pueblos... Sabemos que un día vamos a morir, pero hoy estoy muy viva. Más viva que nunca».

No lo creían, pero volvió

Su pueblo es muy diverso, como bien indica su nombre -ki (muchos), che (árboles)- y está sufriendo «una nueva invasión», que significa «muerte, destrucción, despojo y saqueo». Esta luchadora admite que, cuando sus abuelas les contaban su sufrimiento, pensaban que no iba a volver. «Pero volvió; así es el capital», apostilla.

Pone el acento en Santa Cruz de Barillas, donde la empresa gallega Hidralia Energía «tiene un poder tan fuerte que puede mover el sistema legislativo, judicial y ejecutivo, así como la oligarquía».

Chávez remarca que son conscientes, principalmente las mujeres, de sus derechos políticos y sociales. «Tenemos claro el tamaño de los estados, de las empresas, de las oligarquías... Pero también el tamaño de los pueblos y de las redes que se pueden tejer. Y eso es más fuerte que las empresas y los estados», transmite llena de fuerza y positividad.