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Iruñea entona el ‘Pobre de mí’ para despedier los sanfermines

Miles de personas despiden en el tradicional ‘Pobre de mí’ ocho días y medio de fiestas marcadas por unas temperaturas más bajas de lo habitual.

El ‘Pobre de mí’ despidió a medianoche la presente edición de los sanfermines. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
El ‘Pobre de mí’ despidió a medianoche la presente edición de los sanfermines. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

Ya queda menos para los sanfermines de 2015. Es el consuelo de las miles de personas que se han dado cita la pasada noche en el tradicional ‘Pobre de mí’.

Conforme se acercaba la medianoche, iruindarras y visitantes se han ido reuniendo en la plaza consistorial y calles adyacentes del casco viejo, mientras que los miembros de las peñas se daban cita en la cercana Plaza del Castillo.

Cuando el reloj ha dado las doce de la noche, el alcalde de Iruñea, Enrique Maya, se ha dirigido a los congregados desde el mismo balcón en el que el 6 de julio se lanzó el chupinazo anunciador de las fiestas.

«Pamploneses, pamplonesas, se han acabado las fiestas de San Fermín. Gracias a vosotros hemos disfrutado unos días inolvidables, de las mejores fiestas del mundo. Ahora toca guardar los pañuelos y esperar a las fiestas de 2015, porque ya falta menos para San Fermín», es la frase con la que la corporación se ha despedido de los sanfermines.

El estruendo de una traca final en la cercana plaza de los Burgos ponía el colofón a ocho días y medio en blanco y rojo.

Mientras, en la Plaza del Castillo, las peñas entonaban también el ‘Pobre de mí’, agachados y con las pancartas rozando el suelo para mostrar su tristeza.

Sin embargo, de inmediato volvían a saltar y a bailar expresando sus deseos de fiesta con los cánticos del ‘Ya falta menos’ y ‘Uno de enero, dos de febrero...’ con el que se reinicia la cuenta atrás para los próximos sanfermines.

Las fiestas de este año han estado marcadas por las temperaturas, más bajas de lo habitual. Tampoco la lluvia se ha querido perder estos ocho días y medio de desenfreno que cada año cambian la cara de la capital navarra.

La esperanza es que en 2015 brille el sol con mayor intensidad. Y no solo en lo climatológico. En primavera habrá elecciones forales y municipales y son muchas las personas que sueñan con una Iruñea de otro color, menos gris y con menos trabas a la participación popular.

Pero eso será el año que viene. Ahora toca reparar los dañados hígados y estómagos a base de agua y comida limpia, y recuperar todas las horas de sueño que se han quedado por el camino. Poco a poco.