
Según ha explicado el propio Varoufakis, un grupo de encapuchados irrumpió en el restaurante y se acercó hasta la mesa en la que estaba, profirieron insultos y lanzaron objetos de vidrio que, ha subrayado, en ningún momento arrojaron contra él o sus acompañantes.
En declaraciones a la prensa, Varoufakis ha recalcado que los jóvenes no tenían intención de hacerle daño, pues si la hubieran tenido, podrían haberlo hecho dada su «superioridad numérica».
«Su objetivo, creo, era obligarme a salir corriendo de modo indigno y pegarme sin ponerme en peligro. Pero no lo puedo confirmar porque Danai (su esposa), se levantó y sin darme tiempo para pararla y antes de que llegasen a nuestra mesa los anarquistas, me abrazó, de espaldas a ellos, de forma que debían pegarle a ella antes que a mi», ha señalado Varoufakis.
Finalmente, las personas abandonaron el restaurante pero le esperaron en la calle, donde se produjo un segundo episodio de ataques verbales.
Según el ministro, mientras él y su esposa subían a la moto continuó el debate con sus agresores, por lo que decidió apagar el motor y bajarse.
«Les dije que quería escucharles incluso si esto requería que me dieran una paliza y hablé con 5 a 6 de los que más enfadados estaban. Después de unos 15 minutos de intensa pero no violenta conversación se calmaron y nos fuimos en la moto sin ningún tipo de amenazas», ha añadido.
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