Dabid LAZKANOITURBURU

La deuda política de Syriza con la UE

En pleno maratón de reuniones sobre la deuda en Grecia, la mayoría de los medios de comunicación occidentales se han prodigado en reportajes sobre los cien primeros días de gobierno de Syriza.

Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Lo de los cien días es un recurso tan manido como maleable y que va como anillo al dedo a los interesados en atacar a un gobierno cuyo objetivo es, en el caso de Syriza, y debería ser siempre, hacer honor a los compromisos contraídos con los ciudadanos que le apoyaron mayoritariamente.

El Gobierno griego era consciente desde el primer día que iba a ser objeto de una durísima campaña, tanto de sus acreedores (UE, FMI...) como de los eternos deudores de estos últimos: los medios.

Y estos últimos se han centrado en contar los tres meses transcurridos desde el histórico triunfo de Syriza del 25 de enero. Cuando lo verdaderamente decisivo a efectos de la actual negociación con la UE son los que faltan para las elecciones en España, Portugal e Irlanda (los PIGS junto con Grecia). La arrogancia temeraria de Berlín y Bruselas frente a Atenas responde a un cálculo electoral. La UE recela de que un acuerdo con Syriza refuerce la posición de formaciones como Podemos y del Bloco de Esquerda (aliado de Syriza) o incluso del PCP en las elecciones (para estas sí faltan cien días) en España y Portugal.

Todo ello sin olvidar el 25% de votos (primera posición) que las encuestas auguran para Sinn Féin en las elecciones de 2016 en la República de Irlanda.

La UE no solo exige a Grecia que trague con la deuda y siga hundiéndose en la ruina de los «rescates». Quiere cobrarse la deuda política que imputa a los griegos por haberse atrevido a votar a un partido como Syriza. Para que no cunda el ejemplo. Y para imponer la idea de que frente al austericidio solo vale la resignación.