
El lehendakari Iñigo Urkullu ha sido el encargado de abrir el acto, con un discurso en el que ha subrayado que el Gobierno de Lakua quiere iniciar «una nueva etapa» asentada sobre tres pilares: «Una reflexión autocrítica, la determinación de defender un mínimo ético y la voluntad centrada en el objetivo de unir».
Urkullu ha reconocido que «llegamos tarde a la sensibilidad y respuesta que merecían las víctimas», por lo que ha pedido «perdón» por la desatencion institucional a «las víctimas de ETA, del GAL, del Batallon Vasco Español y grupos similares», especialmente a las producidas en las décadas de los años 70, 80 y 90 del pasado siglo.
«Asumimos la autocrítica porque debimos reaccionar antes y hacerlo mejor porque, a partir de los años 90, ocurrió que la intensidad de la división política desdibujó la unidad en la solidaridad con las víctimas y el rechazo a la violencia, algo que de manera injusta e inaceptable hoy todavía sucede», ha lamentado.
Por ello, se ha comprometido a que la memoria y el dolor de la víctimas «no queden relegados por una mirada al futuro que olvide el pasado. El fin de la violencia no puede suponer pasar página sin clarificación, reconocimientos ni crítica explicita sobre lo sucedido. El Gobierno vasco se opone y opondrá a cualquier historia justificadora de la violencia o de las vulneraciones de derechos humanos. Este es el mínimo ético indispensable para constituir el futuro».
Reacciones
Al término de esta intervención, representantes de colectivos de víctimas y familiares han sido cuestionadas por los periodistas. Ángeles Pedraza, de la AVT, se ha mostrado «sorprendida» por el discurso del lehendakari. «Ha sido muy valiente al pedir perdón. Hay pocos políticos hoy en día que sean capaces de pedir perdón», ha añadido.
Pili Zabala, hermana de la víctima de los GAL Joxi Zabala, ha resaltado la importancia de «escuchar» a los demás. «El ser humano está de paso y estamos para aprender», ha comentado. Ha «agradecido» las palabras de Urkullu porque suponen «un paso» y ha apelado a la necesidad de «aprender del mensaje que ha dejado el pasado» para que la violencia «no vuelva a suceder.
Asun Olaeta, de la asociación de amenazados Zaitu, ha lamentado el «protagonismo excesivo» que tienen algunas asociaciones que se arrogan como «representantes de todas las víctimas sin serlo, porque la mayoría no están asociadas». Se ha referido concretamente a Covite, que no ha estado presente en este evento pero sí en la recepción que tuvo lugar ayer jueves en Lehendakaritza. Olaeta ha considerado que la asociación que lidera Consuelo Ordóñez «se ha reído» del resto porque atendió a la prensa a su llegada después de haber «impuesto» como condición para asistir que fuera a puerta cerrada.
«Que un lehendakari, una persona de una institución tan importante, haga una declaración tan humilde de perdón y de autocrítica que yo la he sentido sincera, la verdad es que sí me ha conmovido», ha manifestado Andoitz Korta, hijo del empresario muerto en atentado de ETA Joxe Mari Korta.
Se ha mostrado convencido de que «la sociedad vasca tiene una deuda con todas las víctimas de la violencia. Quizá la sociedad está amortizando demasiado rápido la paz, algo que debe ser entendible porque todos deseamos vivir en un escenario de paz y nosotros mismos nos adaptamos al escenario, pero creo que eso no debe dejar de lado la tarea de recuerdo y de liquidar esa deuda con las víctimas».
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