Alberto Pradilla

El mito del «desafío» y la «cesión»

El péndulo interesado que oscila entre el «Tsipras desafía» y el «Tsipras cede» se encuentra nuevamente en el mensaje de la claudicación. En pocas coberturas ha quedado tan demostrado que los titulares eran torpedos hacia el contrario en una desigual guerra mediática y diplomática.

Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

A falta de conocer qué hará Europa y cuáles serán los elementos del probable acuerdo, es importante contextualizar. La ortodoxia (especialmente la del establishment), trata de vender la imagen de un Tsipras genuflexo.

Sin embargo, la última semana no va a pasar en vano. En unas jornadas vertiginosas, el Ejecutivo heleno ha obtenido dos logros: ha centrado el debate en el terreno político y no en el de las supuestamente neutrales cuentas y ha demostrado, no solo entre sus aliados sino también entre algunos de los ideólogos de la austeridad, que la espiral de la deuda es insostenible. Nadie puede salir del pozo cuando el dinero se queda en los bancos alemanes retroalimentándose mientras que a ti te llegan los números rojos.

Hay que recordar que tanto Tsipras como los principales miembros de su gabinete han apostado de forma decidida por seguir en el euro. A cualquiera le puede parecer bien, mal o regular, pero este es el marco en el que se desarrollaban las negociaciones.

En el interior de Syriza, quienes abogan por dar un portazo definitivo a la moneda común todavía son minoría y, aunque en la calle se extiende un desesperado «vayamos ahora ya que seguiremos sufriendo», el «Grexit» no es la opción que barajan los delegados helenos. Así se entiende la idea de que un «mal acuerdo» es preferible al regreso al dracma. Los procesos políticos tienen su tiempo y en estos últimos días se han comenzado a romper algunos tabúes. Grecia ha abierto nuevas grietas.