Ariane KAMIO
DONOSTIA

Un cuento para los oídos

A pesar de su juventud, Sílvia Pérez Cruz es toda una sensación. Recaló en Jazzaldia con su delicadeza vocal y con temas que invitan al cancionero popular más sutil. De sus cuerdas vocales emergen tonalidades rebuscadas y giros de voz que sobresalen a través de la vía de la improvisación. Compartió escenario con Zaz y la noche donostiarra resplandeció también con Gregory Porter, Erik Honoré y de nuevo con Jamie Cullum, esta vez de solista.

Pasaba Jamie Cullum por delante de nuestras narices sin que casi nos enteráramos. Con sombrero y zapatillas, pasaba desapercibido de nuestras miradas por delante del Victoria Eugenia. Paseaba al sol horas antes de su segundo concierto en Jazzaldia, el que ofreció anoche, esta vez en solitario. La cita matutina con la prensa sin embargo nos llevaba ayer por derroteros bien diferentes. Esperábamos a Sílvia Pérez Cruz, que llegaba deslumbrante con un vestido largo y una sonrisa clavada entre sus mejillas. «Un taxista me ha contado la historia de la plaza donde voy a tocar hoy –ayer–; me ha dicho que es ahí donde comenzó la historia de Jazzaldia». La Plaza de la Trinidad, sí. Pocas horas después se citaría con el público en un escenario que todavía no conocía. «Yo soy más de teatro, de espacios reducidos. Unas 800 personas. Es diferente la energía con la que puedes llegar a la gente, pero me han asegurado que el público de aquí es muy respetuoso», dijo.

Era su segunda llegada a Donostia y aterrizaba con un quinteto de cuerda; dos violines, viola, chelo y contrabajo. Y, sobre sus notas, parte de la banda sonora de la vida de Pérez Cruz, además de piezas compuestas por ella misma. «Que la gente escuche cuentos o historias», señalaba la intérprete. Canciones de estilo popular que se engalanan con la voz tenue y embriagadora de la cantante catalana. Jazz, folk, soul y tintes de bossa nova. Composiciones personales, poesías de García Lorca o canciones catalanas de Lluis Llach fueron algunas de las fórmulas con las que deleitó al público donostiarra en la Trini, espacio que compartió con Zaz. Ante todo, sin embargo, improvisación. Canciones amplias que permiten cambios espontáneos y movimientos vocales no predeterminados. Cerca de 70 minutos de susurros y poesía vocal para los oídos.

 

«Live remix», tocar para descubrir

Fuera del espacio sonoro, Jazzaldia presentaba ayer el libro “The Sound of the Nord. Norway and the European Jazz Scene”, que sale de las manos de Jan Bang, Erik Honoré y Luca Vitali. La escena jazzística europea y, más concretamente, Noruega. Fuera de clichés habituales que la sitúan entre Fiordos, lluvia y entornos helados. Y en el centro, la reivindicación de artistas jazzísticos noruegos y el festival PUNKT, proyecto lanzado en 2005 por Bang y Honoré y que ha despertado gran interés en todo el mundo. Juntos desarrollaron el concepto de «live remix», que consiste en reinterpretar con aparatos electrónicos los sonidos de los instrumentos convencionales y de la voz humana. Ambos presentaron en Jazzaldia de 2013, en el sugerente marco de la iglesia del Museo San Telmo, el singular espectáculo “Uncommon Deities”, partiendo de una instalación audiovisual que David Sylvian creó basándose en la obra de poetas noruegos. Improvisar con aparatos electrónicos mientras se emplean instrumentos convencionales. La experiencia volvió a repetirse ayer en el Victoria Eugenia.A.K.