El ferri Eleftherios Venizelos con unos 2.500 refugiados sirios a bordo, procedentes de varias islas del mar Egeo, ha llegado al puerto del Pireo, en Atenas. El destino inicial del buque era el puerto de Salónica, en el norte del país, donde se esperaba que llegase anoche, pero finalmente cambió de ruta sin que el Gobierno griego, que lo ha fletado, diese ninguna explicación.

A su llegada, los refugiados, en mayoría familias con niños y hombres jóvenes, han sido acogidos por voluntarios de organizaciones no gubernamentales. La llegada de los refugiados sirios al Pireo ha provocado la reacción del alcalde de Atenas, el liberal Yorgos Kaminis, que, en declaraciones a la radio Skai, ha acusado al Gobierno de no disponer de una política de migración consistente. «Debemos ayudarles, pero de forma que no perjudique a la ciudad de Atenas», ha afirmado Kaminis, añadiendo que la capital «no puede ser el destino de esta gente».

Según el medio local AMNA, el objetivo de la mayoría es viajar «hacia el norte de Europa». Así, desean atravesar los Balcanes para llegar a los países de Europa central, antes de que Hungría finalice la edificación de una valla a lo largo de su frontera con Serbia.

Miles de refugiados sirios hacen cada día colas en la estación de autobuses interurbanos de Salónica para dirigirse al paso fronterizo de Eidomeni, entre Grecia y Macedonia.

Así, según el portal informativo To Vima, la decisión de llevar el barco al Pireo se ha debido a razones diplomáticas, es decir, al temor de que la llegada masiva de los sirios a Salónica y su traslado a Eidomeni provocara reacciones del Gobierno macedonio.

Según datos publicados por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en lo que va de año han llegado a Grecia 160.000 migrantes y refugiados.