Quizás no era el objetivo principal de los cinco directores que realizaron el documental ‘Barrura begiratzeko leihoak’, pero lo cierto es que la película recoge parte del relato de la vulneración de derechos humanos que además de oportuno, es necesario que la sociedad conozca, y reconozca.

Las historias de Jexux Mari Zalakain, Irati Tobar, Gotzone López de Luzuriaga, Jon Ugarte y Mikel Albisu representan la dispersión y el aislamiento de los presos vascos, la crueldad de la política penitenciaria con los presos enfermos y la persecución política de la juventud independentista y de medios de comunicación.

Jexux Mari Zalakain fue condenado a ocho años de prisión por su pertenencia al Consejo de Administración de Orain, editora de ‘Egin’. Zalakain recobró la libertad el pasado 27 de setiembre tras cumplir su condena íntegra.

Gotzone López de Luzuriaga sufrió en primera persona la cara más cruel de la política penitenciaria. Presa gravemente enferma, en la película se relata cómo, por ejemplo, tan solo tres horas después de ser operada de un cáncer en el pecho fue trasladada por la Guardia Civil o que el someterse a radioterapia no era óbice para que fuera trasladada esposada.

El caso de Irati Tobar muestra la persecución ideológica de la juventud independentista vasca. Tobar logró huir de una redada en la que una veintena de compañeros suyos fueron detenidos en 2010 acusados de pertenecer a Segi, en la que la mayoría denunció torturas. Detenida en Lapurdi tras una amplia campaña plural en su defensa, fue encarcelada en el Estado español y juzgada el pasado año. La Fiscalía retiró la acusación contra ella el último día del juicio. Recientemente, cinco de sus compañeros condenados bajo la misma acusación han recobrado la libertad y dos más siguen en prisión.

Mikel Albisu, dispersado a cientos de kilómetros de Euskal Herria, y Jon Ugarte, que cumplió 17 años de prisión, gran parte en aislamiento, completan el documental.