Hollande ha remarcado que «nunca desde hace décadas» la labor policial había sido «tan necesaria, tan exigente, porque el terrorismo no ha dejado de hacer pesar una amenaza temible sobre nuestro país».

El presidente ha justificado así el incremento del «dispositivo antiterrorista» y la instauración de un estado de emergencia que permitido descubrir 25 infracciones «en relación directa con el terrorismo».

Esta situación deberá ser levantada el próximo 26 de febrero y Hollande ha confirmado que para no «debilitarnos» prepara un proyecto de ley que «responde a los desafíos que afrontamos», como el retorno al Estado francés de personas procedentes desde Siria e Irak.

Esa proposición legislativa integrará la imposición a algunos de ellos que no sean encarcelados medidas de residencia vigilada porque «son por definición sospechosos».

Ante la polémica sobre el hecho de que ese proyecto de ley otorga poderes especiales a la policía y a los fiscales, ha asegurado que las decisiones se tomarán «forzosamente bajo el control del juez».

Ha explicado que se contempla la posibilidad de que los agentes puedan proceder a registros de equipajes y vehículos en torno a lugares sensibles –como instalaciones industriales– en caso de amenaza y durante un tiempo limitado.

También ha avanzado que «el procedimiento penal se simplificará» para que la policía «pueda consagrarse plenamente a la investigación» y quede liberada de algunas tareas administrativas.

Otro punto del proyecto de ley es el referido al uso de las armas, que no se limitará a la legítima defensa frente a «individuos que han matado y que se disponen a matar. La doctrina de las fuerzas de seguridad debe adaptarse» para hacer frente a «combatientes acostumbrados a una violencia extrema».

En el acto se ha recordado especialmente a los tres agentes fallecidos durante el ataque a ‘Charlie Hebdo’ y los tiroteos posteriores.