Joseba SALBADOR
IRUÑEA
Elkarrizketa
EDORTA LEZAUN ETXALAR
RESPONSABLE DE BODEGAS LEZAUN DE LAKAR, NAFARROA

«No somos profetas en nuestra tierra, en Estafeta no se venden vinos navarros»

Como responsable de Bodegas Lezaun y presidente de la asociación navarra de productores ecológicos, Edorta Lezaun ve con optimismo el mercado de los vinos ecológicos y destaca que no solo se trata de ofrecer un producto sin componentes químicos, sino de recuperar las prácticas agrarias tradicionales. Sin embargo, no oculta su preocupación por la progresiva pérdida de peso de los vinos de la Denominación de Origen Navarra.

Bodegas Lezaun es una empresa que, con más de veinte años de existencia, constituye ya un referente en el sector vitivinícola navarro. Su responsable, Edorta Lezaun, que es además presidente del Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Nafarroa (CPAEN-NNPEK), ve con optimismo el mercado de los vinos ecológicos, que sigue subiendo año tras año. Destaca que no solo se trata de ofrecer un producto sin componentes químicos, sino que con ello se recuperan las prácticas agrarias tradicionales y se rompe con el sistema de dependencia que impone la industria química. Al margen de ello, no oculta su preocupación por la progresiva pérdida de peso de los vinos de la Denominación de Origen Navarra.

Los vinos navarros pertenecen a las denominaciones de origen tanto Navarra como Rioja. ¿Cómo fue la cosecha de 2015 y cómo van las ventas?

Ha sido una cosecha bastante buena en cuanto a cantidad –ha habido bastante excedente de producción, sobre todo en las localidades incluidas en Rioja– y también en cuanto a calidad. El año pasado fue un año climáticamente bueno, lo que propició una buena maduración y sanitariamente tampoco hubo problemas. Por ello, podemos decir que este año hay buenos vinos. Y en cuanto a ventas, hay que diferenciar lo que son las ventas al exterior, donde se registra un aumento, sobre todo por parte de las grandes bodegas, y el mercado interno, donde es evidente que el consumo va bajando día tras día. Cada vez son menos las cuadrillas del txikiteo diario y eso se nota. Y tampoco se fomenta el consumo interno. Tanto las empresas como las denominaciones de origen están más volcadas en vender fuera que en hacer fuerza en el mercado local. Y yo creo que eso es un error de bulto.

¿Es tan acusada esa tendencia?

Sí, en Nafarroa estamos muy mal, hemos caído casi en un 50% la producción, de 20.000 a 10.000 hectáreas en cuestión de cinco años, con lo que la masa de viñedo es ya ridícula. Pese a que tenemos un viñedo muy bueno y un clima muy diverso, no hemos sabido mantener una identidad como Navarra. Están empeñados en vender vinos navarros en Hong Kong y en Singapur, mientras en la calle Estafeta se están vendiendo vinos de otras denominaciones de origen y no hay vinos de Navarra. Y si no somos profetas en nuestra tierra, no lograremos corregir esa tendencia a la baja.

¿Cuáles son los mercados de mayor consumo del vino navarro fuera del territorio?

Pues está claro que el de Gipuzkoa y el de Iparralde, por eso no entendemos que haya tantas reticencias a potenciar esos mercados que tradicionalmente han sido consumidores de nuestros vinos, tan cercanos y a los que no se les hace ni un solo guiño, incluido el del norte de Nafarroa.

¿Cuáles pueden ser las razones de esta situación?

Hay que tener en cuenta la estructura que tenemos en el sector navarro, integrado por unas 90 bodegas, de las que un gran grupo pertenece a multinacionales y bancos, que son las que realmente comercializan en volumen, otro grupo a un sector cooperativista que está por los suelos, y el último, a pequeñas bodegas a las que se nos hace muy difícil la existencia dentro de este panorama.

No obstante, el de los productores ecológicos es un sector que está en crecimiento.

Sí, en Nafarroa somos un grupo de veinte bodegas que producimos en ecológico, quince de ellas de la denominación Navarra y otras cinco de Rioja, en localidades como Andosilla, San Adrián o Bargota. Y en todas ellas la superficie de viñedo no ha bajado, sino que ha crecido en los últimos años, y el número de elaboradores también. Además, la demanda se mantiene muy bien, por lo que podemos decir que tenemos ya un mercado bastante consolidado.

¿Cómo valoran la evolución de las ventas de los vinos ecológicos?

Aquí también depende de cada bodega, pero en términos generales podemos decir que está creciendo en torno a un 10%. El mayor volumen lo representa el mercado interior, aunque también se exporta, especialmente a mercados europeos, donde la sensibilidad hacia los productos «bio» viene de antes. Aquí se está consolidando ahora esa demanda, sobre todo en Nafarroa, donde hay más consumo y más producción ecológica que en el resto de territorios vascos.

¿Cuál es la principal diferencia de un vino ecológico frente a un vino convencional?

A grandes rasgos, de lo que se trata es de conseguir una uva ecológica, es decir, sin productos químicos. Todos los agricultores ecológicos estamos sometidos a la normativa europea que regula este tipo de producción y todos pasamos unos controles analíticos de nuestra producción, a través de muestras de hoja, de tierra o de fruto. Estos controles los llevan a cabos unos inspectores, que son quienes certifican la ausencia de los 300 componentes químicos que están prohibidos en la producción ecológica.

Pero ustedes defienden que la agricultura ecológica es algo más que ofrecer un producto libre de componentes químicos.

Sí. Con la agricultura ecológica lo que estamos haciendo es recuperar las prácticas agrarias tradicionales y, con ello, romper con el sistema de dependencia de la agricultura convencional. Por ello decimos que somos productores y agricultores autosuficientes, prácticamente, ya que no utilizamos todos los productos que nos trata de vender la industria química. Porque en la agricultura convencional, el agricultor no es más que un mero peón de la industria química, que le marca cómo tiene que ser el proceso productivo: le dice qué semilla tiene que utilizar, qué abono, qué herbicida, qué insecticida... y al final le ponen el precio, porque son quienes le compran la producción. Nosotros, con el estiércol del campo, un poco de azufre y un poco de sulfato que compramos, tenemos suficiente. Eso sí, utilizamos más mano de obra, lo que encarece el producto, aunque con ello también generamos trabajo.

En definitiva, lo que hacemos es tratar de recuperar la soberanía alimentaria, sobre todo en Nafarroa, con lo soberana que ha sido alimentariamente y donde ya no podemos comer nada de lo que producimos. Es un absoluto despropósito ver cómo se han dejado en manos de cuatro multinacionales todos los recursos que tenemos en el campo navarro.

¿Qué actuaciones están llevando a cabo desde el CPAEN para divulgar estos planteamientos?

Estamos remodelando toda la estructura interna del Consejo de la Producción Ecológica, con el fin de fijar las bases de lo que creemos que debe ser el CPAEN, siempre con el objetivo de promocionar los circuitos cortos de comercialización, potenciando esa confianza que creemos es tan necesaria entre el agricultor o baserritarra y el consumidor, y fortaleciendo esos lazos de unión para promover otro tipo de consumo y de agricultura, dirigido a los mercados más cercanos.

 

«Hemos generado una dinámica de consumo más cercano y un 20-25% de la producción la vendemos en bodega»

Edorta Lezaun dirige una explotación de carácter familiar que su padre tuvo que abandonar por motivos de salud y por falta de rentabilidad económica. El trabajo realizado en los últimos años, sin embargo, ha posibilitado la creación de una empresa con diez empleados, de los que prácticamente la mitad se encarga de atender a los visitantes que acuden a la bodega a conocer el proceso productivo de sus vinos, lo que da una idea de la evolución que ha tenido este tipo de negocio.

¿Qué actividades desarrolla bodegas Lezaun en el ámbito del turismo?

Estamos trabajando en colaboración con el Consorcio turístico de Tierra Estella y con la asociación Tierras de Iranzu, en cuya creación colaboramos para promocionar el turismo de la comarca. No obstante, en lo que se refiere al enoturismo, hemos ido prácticamente solos porque no ha habido un paquete global a nivel de Nafarroa. Había una ruta del vino navarro pero que solo abarcaba la Zona Media, de tal forma que los de Tierra Estella nos quedábamos fuera.

¿Qué importancia tiene en su negocio el enoturismo? ¿Es una actividad que va creciendo?

Sin duda. Si las 20 hectáreas de viñedo que tenemos las hubiéramos dedicado al cereal de una forma convencional, no tendríamos ni para subsistir. Sin embargo, con la producción y comercialización del vino ecológico, así como con la puesta en marcha del restaurante, hemos creado una empresa con diez empleados, de los que casi cinco se dedican al restaurante y al enoturismo. Y es que al visitante le ofrecemos la oportunidad de conocer los viñedos a través de un paseo en carreta de caballos o incluso en segway, para posteriormente hacer una visita a la bodega copa en mano y terminar, quienes así lo deseen, con un menú degustación en el restaurante.

¿Qué tal fue la Semana Santa?

Muy bien, ha habido muchísimas visitas y hemos trabajado a tope. La verdad es que para una bodega pequeña como la nuestra es muy importante mantener una relación directa con la gente, que pueda venir a conocer la bodega, a probar los vinos o a comer. Y la apertura del restaurante en el año 98 nos permitió generar esa dinámica de consumo más cercano, lo que nos ha puesto en una cifra de 10-12.000 visitantes al año, de tal forma que un 20-25% de la producción la vendemos directamente en la bodega.