
Los investigadores rusos identificaron al autor del atentado presumiblemente suicida en el metro de San Petersburgo como Akbarjon Djalilov, un joven de 22 años originario de Osh, segunda ciudad de la república asiática de Kirguizistán, lo que abonaría la hipótesis de la autoría del Estado Islámico (ISIS), que tiene entre sus principales objetivos a Rusia en represalia por su implicación directa en la guerra siria apuntalando al régimen de Damasco.
Así, y pese a que el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, tildó de «cínico» apuntar al atentado como una venganza por «nuestra política en Siria», el Kremlin señaló que «estamos ante un desafío a todos los rusos (...), incluido a nuestro presidente», Vladimir Putin, quien precisamente se encontraba en la «capital báltica y renacentista» de Rusia, donde recibió a su homólogo bielorruso, Aleksander Lukashenko.
San Petersburgo no había sido el objetivo de la oleada de los últimos años, la mayor parte perpetrados por personas de origen caucásico, en el último decenio. No obstante, la Policía rusa asegura haber frustrado varios atentados en la insigne ciudad erigida por el zar Pedro el Grande en el delta del río Neva.
Por lo que toca a la explosión, que provocó 14 muertos y 49 heridos entre las estaciones de la concurrida Plaza Sennaya y el Instituto Tecnológico, la Comisión de Investigación aseguró que «la bomba pudo ser accionada por un hombre cuyos restos fueron encontrados en el tercer vagón del tren». Medios locales aseguraron que se habría encontrado la cabeza seccionada del autor del atentado, lo que desmentiría la hipótesis que horas después del atentado apuntaba a que el sospechoso habría lanzado por la puerta una maleta con explosivos antes de huir. De momento, los investigadores ni confirmaron ni desmintieron que incluyeran al supuesto kamikaze entre los 14 muertos. Lo que sí confirmaron es haber hallado huellas de ADN del sospechoso en la bolsa abandonada y con una bomba en su interior en la estación de Plochtchad Vosstaniia, en el centro histórico de la ciudad y que fue descubierta por un empleado del metro y desactivada a tiempo antes de que estallara. Las grabaciones de las cámaras de vigilancia confirmarían la presencia del mismo sospechoso, un hombre con barba, una túnica negra y un birrete.
Nacionalidad rusa
Los servicios secretos de Kirguizistán (KGNB) ya habían identificado al sospechoso como Akbarjon Djalilov, oriundo de la ciudad de Osh y nacido en 1995.
Djalilov, que trabajaba en un garaje de reparación de coches en San Petersburgo, recibió en 2011 la ciudadanía rusa.
Precisamente, este asunto fue abordado ayer en Moscú por el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y su colega kirguís, Erlan Abdildaev, quien condenó firmemente el atentado.
Pese a ello, Abdildaev consideró prematuro asegurar que dicho terrorista era miembro del grupo yihadista Estado Islámico (ISIS). Los padres de Djalilov, residentes en la ciudad kirguís de Osh, estaban siendo interrogados por las fuerzas de seguridad de esa república centroasiática limítrofe con China.
Se da la circunstancia de que, tal y como apuntaban varios medios, Djalilov no es un apellido kirguís sino uzbeko. Precisamente la ciudad de Osh fue escenario en junio de 2010 de sangrientos enfrentamientos entre comunidades kirguises y uzbekas que se saldaron con decenas de muertos en el contexto de la crisis provocada por el derricamiento dos meses antes del presidente de Kirguizistán Kurmanbek Bakiyev.
Los analistas interpretaronaquellos enfrentamientos como un intento de hacer fracasar el referéndum constitucional y la transición posterior, en la que varios clanes temían perder sus viejos privilegios.
No faltaba ayer quien apuntaba a aquellos sucesos, que obligaron a su familia a huir, como un germen de su eventual «radicalización». Otras fuentes no confirmadas aireaban la afición del sospechoso por las artes marciales y sus contactos con entornos yihadistas, lo que abonaría la hipótesis de que estaríamos ante un lobo solitario.
Canteras para la yihad
Al margen de elucubraciones, lo cierto es que alrededor de 600 kirguises, muchos de ellos de la región de OSH, se han enrolado en el ISIS. Pero son solo unos cientos de los 7.000 oriundos que han ido a Siria e Irak a luchar en la yihad, la inmensa mayoría de ellos a las órdenes del Estado Islámico.
2.900 de ellos tienen nacionalidad rusa (tártaros, caucásicos), lo que indica que la mayoría provienen precisamente de las repúblicas ex soviéticas de Asia Central.
«Haserre nago geure herrialdearekin, terroristengatik babesteko gauza ez da-eta»
Nikolaik 33 urte ditu eta gaua edan eta edan eman du, amorrua ito nahian. Oso haserre dago Poliziarekin eta asteleheneko erasoarekin. Bere ustez, errudunak garbi daude: Errusiari eraso egitera deitu zuen ISIS Estatu Islamikoa arduraduna izan ala ez, presidenteak islamistekiko duen «gehiegizko tolerantziak» eragiten ditu horrelako tragediak. Ilia laguna ondoan du, eskuetan loreak dituela: «Geure herrialdearekin haserre nago, terroristengatik herritarrok babesteko gauza ez da-eta».
«Leherketa gertatu baino lehentxeago tren horretara igotzekoa nintzen, baina, azken unean, ez dakit zergatik, oinez joatea erabaki nuen», esplikatu du Ksenia Zatxikhinak Sennaia Ploshad geltokiaren aurrean, bertan kokatu dituzten kandela eta loreen artean. «Tankerako egoera izan zuten Moskun eta Volgograden, baina oso urrutiko kontuak ziruditen. Guztiok gaude mehatxupean», adierazi die kazetariei Dimitrik geltokiko atearen ondoan. «Nolatan gerta daiteke horrelako zerbait hain hiri ederrean?», galdetu du begirada erabat galdua duen Arsenik. Bat-batean emakume bat garrasika hasi da, semearen berririk ez duela esanez, politikariak iraintzen dituen bitartean.GARA

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