
Jone Goirizelaia ha destacado que la sentencia que absuelve a los cuatro guardias civiles exige que la acusación de torturas, agresión sexual y lesiones se demuestre de una forma que es «imposible de probar», lo que en su opinión extiende la impunidad de los torturadores.
En una primera valoración hecha a NAIZ, ha recordado que son numerosos los organismos internacionales que han denunciado que la incomunicación impide saber lo que ocurre con los detenidos en dependencias policiales, por lo que el único testimonio para demostrar el maltrato es la declaración de la propia víctima.
En la sentencia, los jueces intentan desde el principio desmontar el testimonio de Sandra Barrenetxea buscando contradicciones en su relato y minimizando las declaraciones de las sicólogas que acreditaron la verosimilitud de lo narrado por la joven bilbaina, y concluyen que «no ha quedado acreditado» que durante la incomunicación sufriese torturas.
La abogada de la defensa estudiará si recurre o no el auto de la Audiencia Provincial de Bizkaia.

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