
Según han recordado músicos que estuvieron con él en La Pamplonesa, el maestro Turrillas tenía una peculiar forma de calcular cuántas veces habían tocado el vals de Astrain durante el Riau riau. Turrillas llevaba garbanzos en un bolisillo y cada vez que tocaban la pieza, se pasaba uno de los garbanzos al otro bolsillo. Algunos años llegó a contar hasta 150 garbanzos.

La calle, su fuente de inspiración. A la hora de componer sus conocidas canciones y de ponerles letra, Manuel Turrillas se inspiraba en lo que sucedía en las calles de Iruñea, tal y como explicó en alguna ocasión. Por ejemplo, la canción de la peña Aldapa (En la plaza del Castillo, hay un farol colorau), hace referencia al primer semáforo que se puso frente al palacio de Diputación. Y en la canción del Irrintzi (Por la plaza del Castillo, un aldeano pasó, como salió de la raya, el guardia va y le chifló) se refiere al primer paso de peatones.

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