Beñat ZALDUA
BARCELONA

La frustrada convocatoria de elecciones mantiene viva la declaración de la república

Puigdemont frenó in extremis unas elecciones ordinarias ante la negativa del PP a parar el 155, lo que deja la puerta abierta a que hoy se declare la República catalana. Todo está en el aire en un país en que cada hora es un mundo.

De infarto. Una vez más. Trepidante y delirante, apasionante. Es la historia hecha carne y hueso y, como cualquier cosa que deja de idealizarse y toca tierra, tiene su ración de virtud y su ración de miseria, sus momentos gloriosos y los ridículos. Ayer hubo de todo. Fue un giro de 360 grados tras el cual se volvió al punto de partida. Eso sí, todos acabamos un poco mareados. Terminó como se preveía que acabaría la víspera: con el pleno del Parlament en marcha, a la espera de que hoy se voten las resoluciones que presenten los grupos parlamentarios, entre las cuales se podría colar definitivamente la declaración de la República catalana.

Imposible saberlo al cierre de esta edición. Las palabras del presidente de JxSí, Lluís Corominas, daban a entender que sí: «Mañana (por hoy) propondremos que la respuesta a la agresión del 155 sea continuar el mandato del pueblo de Catalunya del 1-O». Pero la montaña rusa de ayer sirve para recordar, por si alguien lo había olvidado, que cualquier previsión que se haga caducará indefectiblemente en las próximas horas. Cada minuto es un mundo estos días en Catalunya. Qué decir de una noche y un día enteros.

El guión de ayer empezó a mutar cuando el president, Carles Puigdemont, citó a las 10.00 a consellers, asesores y diputados de JxSí. No habían pasado más que unas pocas horas desde la eterna reunión que, la víspera, se había alargado hasta las 2.00 de la madrugada. Una cita de la que se desprendió la decisión de seguir adelante con la declaración de la independencia, y de la que se derivaba una posible crisis de gobierno. Todo cambió hacia mediodía, cuando uno tras otro, todos los medios catalanes aseguraron que Puigdemont estaba a punto de renunciar a la proclamación de la república y de convocar elecciones anticipadas ordinarias.

La noticia se fue confirmando poco a poco. Fuentes próximas a la reunión en el Palau confirmaban a GARA que sí, que Puigdemont les anunció que renunciaba a la declaración vista la falta de apoyos internacionales y la magnitud de la amenaza del Estado. Algunos diputados de JxSí, que esta semana se han recorrido el territorio asegurando a las bases independentistas que habría declaración de independencia, expresaron con lágrimas su impotencia. Otros del PDeCAT confirmaban el aparente descalabro anunciando su renuncia al escaño y al carnet del partido. Y desde la ejecutiva de ERC se advertía de que, si finalmente había convocatoria de elecciones, romperían inmediatamente el Govern. También ANC y Òmnium reunieron de urgencia a sus direcciones para recordar que su demanda no es otra que la declaración de la república.

El drama se mascaba en el ambiente independentista. Las redes sociales volvían a sacar lo peor de cada uno y el «yo ya lo dije» se dio un festival. La unidad de acción soberanista, si no rota, salió maltrecha de la jornada de ayer. Y las filtraciones no ayudan. Según unos, Puigdemont habría ofrecido la presidencia a Junqueras y este la habría rechazado. Según otros, fue exactamente lo contrario: Junqueras habría propuesto asumir la presidencia para declarar la independencia y Puigdemont no lo vio claro. «No se trata de confiar o no en el president, se trata de que todos tenemos un mandato que cumplir», fue la diplomática respuesta de la portavoz de la CUP, Núria Gibert.

Las elecciones no frenan el 155

La intención última del anuncio electoral perseguía que el Estado frenase la aplicación del artículo 155 y, por tanto, la suspensión de la autonomía de Catalunya. Así lo negoció con quienes hicieron de mediadores: miembros destacados del PSC –empezando por su líder, Miquel Iceta– y el lehendakari de la CAV, Iñigo Urkullu. Y sin embargo, el PP confirmó poco después del anuncio electoral que el 155 seguía su curso. El Gobierno español no renunciará al caramelo que ya saborea.

Y aquí volvió a cambiar todo. Segundo giro de 180 grados en unas pocas horas. Puigdemont pospuso primero una hora la rueda de prensa que tenía anunciada, en primera instancia, a las 13.30. Y posteriormente, a las 14.22, el departamento de prensa de Presidència enviaba la nota más escueta jamás vista: «Comparecencia suspendida». ¿Y ahora qué? Catalunya no es país para cardíacos. A las 16.25, otro mail arrojaba un poco de luz: «El president Puigdemont realizará una declaración institucional en el Palau de la Generalitat a las 17.00».

Con gesto grave y tenso, pero no tan catastrófico como auguraban algunos, Puigdemont confirmó las noticias de la mañana: «He estado dispuesto a convocar estas elecciones siempre y cuando se diesen unas garantías que permitiesen su celebración en absoluta normalidad». Pero acto seguido las rechazó: «No hay ninguna de estas garantías que justifiquen hoy la convocatoria de elecciones al Parlament».

«Mi deber era intentarlo honestamente y lealmente para evitar el impacto sobre nuestras instituciones de la aplicación del artículo 155», añadió un Puigdemont que concluyó: «En este punto, y naturalmente sin haber firmado ningún decreto de disolución de convocatoria de elecciones, corresponde al Parlament proceder con lo que la mayoría parlamentaria determine en relación a las consecuencias de la aplicación contra Catalunya del artículo 155».

Todo queda, por tanto, en manos de los grupos parlamentarios. Ayer JxSí y la CUP eran favorables a someter la proclamación de la república a votación a mano alzada –la dimisión del conseller crítico Santi Vila alimentó esta versión–, pero quedan muchas horas y la noche se presentaba muy larga. Si Puigdemont estaba ayer dispuesto a convocar elecciones, ¿por qué no lo hará hoy si le llega algún tipo de «garantía» por parte del PP? El escenario quedó ayer completamente abierto en una Catalunya imprevisible que navega entre la épica y el surrealismo. Que nadie piense, de nuevo, que hoy acabará nada.

Los apuntes del día

La dimisión de Vila, ¿un augurio?

El día concluyó con el anuncio de dimisión del conseller de Empresa, Santi Vila, conocido por su posición contraria a la declaración de independencia. Algo que fue rápidamente interpretado como señal de que la proclamación de la república estaría más cerca en este momento.

La Asamblea de cargos electos

En un mensaje desde la cárcel, el presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, aseguró que «llega el momento de la Asamblea de Cargos Electos». «El mundo entenderá la voz legítima de los electos si el Estado español mata nuestro Govern y nuestro Parlament», añade.

 

Cronología de un 26 de octubre

2.00 Acaba una larga reunión de siete horas en el Palau, con Puigdemont, consellers, asesores –incluido Artur Mas– y miembros de Junts pel Sí. La posición que predomina es la de declarar la independencia.

10.00 Nueva reunión en Palau. Algo ha cambiado. Puigdemont anuncia su intención de disolver el Parlament y convocar elecciones como forma de evitar la aplicación por parte del PP. En ello tienen un papel crucial el PSC y el lehendakari de la CAV, Iñigo Urkullu.

12.00 Los partidos celebran ejecutivas de urgencia. ERC anuncia que, si Puigdemont confirma la convocatoria de elecciones, abandonarán inmediatamente el ejecutivo. De forma paralela, varios diputados del PDeCAT anuncian que abandonarán el escaño y romperán el carnet del partido.

13.30 La CUP critica duramente la intención de convocar elecciones. A la misma hora, el atril en el que debe comparecer Puigdemont está vacío. Su declaración se pospone primero una hora y, finalmente se suspende. Junqueras es llamado de nuevo al Palau de la Generalitat.

17.00 Puigdemont comparece finalmente para explicar que retira la opción convocar elecciones después de observar que el PP no ofrece ninguna garantía de que vaya a frenar el 155.

18.00 Arranca finalmente el pleno que debe decidir sobre la respuesta al 155 y la declaración de independencia. Tras la intervención de todos los grupos, se suspende hasta hoy a las 12.00, cuando se votarán las resoluciones.