D.L.
Donostia

La UE calla ante el regreso al gobierno de la extrema derecha austríaca

La Union Europea sigue muda en espera de recibir hoy en Bruselas las explicaciones del nuevo primer ministro austríaco, Sebastian Kurz, quien acaba de formar gobierno con la ultraderecha. La UE reaccionó con sanciones y presiones a una coalición similar hace 17 años.

La misma Unión Europea que en el año 2000 no dudó en imponer sanciones y establecer un cordón diplomático en protesta por la coalición entre la derechas y la extrema derecha austríacas, guardaba silencio oficial ayer, tres días después de la reedición de la misma coalicion.

Mientras el nuevo gobierno juraba el cargo ante el presidente, el ecologista liberal Alexander Van der Bellen, unos pocos miles de personas (3.500 según el recuento oficial), protestaban frente a la sede de la Presidencia en Viena, lejos en todo caso de las 250.000 de hace 17 años.

Las masivas protestas obligaron aquel año a los ministros a entrar en el palacio por túneles subterráneos. Nada que ver con la tranquilidad de ayer.

Los 14 socios en la UE de Austria iniciaron entonces a aplicar un programa de sanciones que en sus prolegómenos consistió en cortar todo contacto político bilateral con Viena y a no recibir a sus embajadores más que a nivel técnico. Bajo gran presión, el que entonces era líder del ultraderechista FPÖ. Jörg Haider, dejaba el liderazgo del partido. Querellas internas y un pésimo resultado electoral para la extrema derecha debilitaron a la formación, que mantuvo, con escisiones incluidas, la coalición hasta 2006, año en el que la socialdemocracia volvió a ganar en las elecciones anticipadas poniendo punto –no final, como vemos ahora– a la irrupción ultra en el gobierno.

17 años después, la UE calla y en Bruselas esperan hoy la llegada del flamante primer ministro austriaco, el derechista Sebastian Kurz, quien será recibido por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y por el presidente de la Comision Europea, Jean-Claude Juncker. El comisario europeo de Economía y Finanzas, Pierre Moscovici, justificó la contemporización por parte de la UE asegurando que «la situación es sin duda diferente respecto a 2000. Aunque la presencia de la extrema derecha en el poder nunca es anodina», reconoció.

Moscovici obvió que la situacion objetiva era entonces peor que ahora, porque en 1999 FPÖ fue la lista más votada, mientras que en las legislativas de octubre quedó detrás tanto de la derecha (ÖVP) como de los socialdemócratas. Quizás lo que ha cambiado es el auge de los movimientos xenófobos y populistas de derecha en Europa en los últimos años, con el colofón de su irrupción por primera vez en el Bundestag desde 1945.

Y ante ello, la UE muestra una debilidad suicida.