
Charles Aznavour, intérprete de canciones populares como ‘La Bohème’, ‘Je m'voyais déjà’ o ‘For me formidable’, de origen armenio, acababa de regresar de una gira por Japón. El pasado verano, una caída le provocó una fractura de un brazo y le obligó a anular varios conciertos.
Su reconocible voz le propulsó a lo más alto del panorama musical francés e internacional, con unas 1.200 canciones registradas a lo largo de más de siete decenios de carrera, aunque también se prodigó en el cine, con papeles junto a Jean Cocteau, François Truffaut o Claude Chabr.
Su leyenda, en cualquier caso, estará siempre asociada a la canción, a los títulos que convirtió en clásicos en el mundo entero y también a los que compuso para otras grandes figuras, como Édith Piaf, Gilbert Bécaud, Serge Gainsbourg, Juliette Gréco, Maurice Chevalier o Johnny Hallyday, fallecido en diciembre pasado.
Aznavour consideraba que solo la muerte le bajaría de los escenarios y, pese a su edad avanzada, mantenía en su agenda citas para los próximos meses, como un concierto en Bruselas el próximo día 26, u otros dos en París en noviembre, seguidos de una pequeña gira por el Estado francés.

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