Iñaki IRIONDO

El testigo que se sabe culpable, con la herriko como obsesión

La declaración de Ugarteko levantó unas expectativas en prensa y público que van más allá de lo que se espera de las palabras de un mero testigo. Todo el mundo recuerda su orden de «entrar con todo».

Iñaki Larrea, el ertzaina 3316, el jefe de operaciones que desde la comisaría de Deustua (Ugarteko) dirigía las actuaciones policiales la noche del 5 de abril de 2012 en la que un pelotazo hirió mortalmente a Iñigo Cabacas, declaró ayer como testigo en el juicio por esa muerte, pero desde el primer momento adoptó la posición de acusado y, por sus palabras, cabría decir que se sabe culpable, al menos socialmente.

Atajó las preguntas que iba haciendo la acusación familiar sobre sus funciones para –dijo que pensaba llegar más tarde ahí– tratar desde el primer momento de convencer al tribunal de que su labor era mover las distintas dotaciones policiales hacia donde había incidentes, pero que él no les ordenaba cómo actuar. Y se comparó con el coordinador de bomberos, que envía a las unidades adonde hay un incendio pero no les dice si se debe levantar la escalera o cómo usar la manguera.

Toda su declaración estuvo marcada por la exculpación de que, pese a ser el jefe de operaciones, él no daba órdenes. El problema de su versión es que nadie dio las órdenes de disparar, pero allí se disparó y murió una persona.

Iñaki Larrea, Ugarteko, como antes hizo el ahora jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldekoa, intentó culpar de todo lo ocurrido al oficial 3389, Juan José de Pablo, por ser el de más alta graduación sobre el terreno. Pero ayer, a preguntas de la fiscal, tuvo que reconocer que si cuando De Pablo llegó al lugar ya había otras dotaciones de la Ertzaintza (032, F1 y F6) disparando, el oficial no pudo dar esa orden. Es más, según criticó el propio Ugarteko, el oficial 3389 se mantuvo encerrado en la furgoneta mientras los agentes lanzaban pelotazos. Así que tampoco fue quien dio esas órdenes.

La orden de «entrar con todo» es ya inseparable de cualquier mención a Ugarteko, y el testigo Iñaki Larrea trató en la vista de convencer a los presentes de que esas palabras pretenden decir al oficial 3389, siendo «expeditivo», que salga de la furgoneta y que tiene «personal suficiente» para controlar la situación. «Pero no le digo cómo lo tienen que hacer, ni que usen las escopetas, las porras o unos silbatos», insistió.

La versión de Ugarteko se tambaleó en el interrogatorio de Iñaki Irizar, el abogado del oficial Juan José de Pablo. Ante sus preguntas, apuntó primero que la situación se podía controlar con la entrada en el callejón de los aproximadamente sesenta ertzainas que había en la zona, pero acabó reconociendo que «sin escopetas sería difícil».

Esto dio lugar a un momento surrealista: el abogado preguntó a Ugarteko si «entrar con todo» incluía hacerlo con escopetas, a lo que éste respondió con un «no, no», que levantó los comentarios del publico asistente. Irizar le repreguntó «¿cómo lo iban a hacer entonces?». Y Ugarteko lanzó una especie de «uff» y empezó a justificarse con que «ya estaban disparando» y que «entrar con todo suponía cortar aquello» y «hacer una cosa coherente».

Al mismísimo tribunal le quedaron dudas sobre la actuación de Ugarteko, y antes de concluir el interrogatorio la presidenta le cuestionó por qué, sabiendo que estaban disparando y que había un herido, en ningún momento mandó parar. Pero Larrea se aferró a que la única manera de hacerlo era entrar con una línea organizada y asegurar la zona. Llegó a contestar con un «¿les digo que se vayan?».

Durante la vista, volvió a quedar acreditada la obsesión de Ugarteko con la herriko. Se pudo escuchar cómo 032, uno de los mandos sobre el terreno al que había enviado porque había «una pelea en la herriko», le decía que «estamos a la altura de la herriko» y que la plazoleta estaba llena de gente, pero «no se ve nada». Pese a ello, a los nueve segundos Iñaki Larrea responde que «con las cuatro furgonetas entran en la herriko y cortan lo incidentes». (Para no dar órdenes, eso suena mucho a una orden). Como también lo hace que cuando 3389 dijo que la situación estaba controlada, mandará «entrar con todo» y «entrar en la herriko».

Ugarteko intentó ayer vender la versión de que era un pacificador, pero queda la duda del oficial 3389 de si no se estaba «buscando una sarracina».