Joseba VIVANCO

Esto es todo amigos

El equipo perpetúa su dinámica negativa y deja a Eduardo Berizzo en una situación insostenible a la espera de quién decida su futuro.

LEVANTE 3

ATHLETIC 0

 

Marcelo Bielsa nos enseñó que lo mejor de un buen polvo no es el qué, sino el cómo. No es el clímax, ni siquiera en los varones el Tiempo de Latencia Eyaculatorio Intravaginal, es decir, lo que se tarda desde que el pene erecto penetra en la vagina hasta que eyacula, que en la mayoría de varones viene a ser de menos de dos minutos. Bielsa nos aleccionó sobre que lo importante, lo que de verdad nos llena son los preliminares, el tránsito, el cómo, no ese qué, porque, como decía él, «la alegría de un triunfo en un partido dura cinco minutos; después, hay un vacío enorme y grandísimo». Eduardo Berizzo viene repitiendo un discurso similar desde hace semanas. Ese mantra de no ganar de cualquier manera aun cuando el equipo lo necesite como el comer. Pero sostenía el gran Enric González, que «sobre esto de ganar o perder creo que es mucho más literario perder que ganar. Ganar en realidad es bastante estúpido, aunque sospecho que debe ser bastante feliz». Pues seguiremos sospechando que debe ser bastante más feliz. Trece partidos seguidos ya sin conseguir la victoria, el equipo que se descuelga en puestos de descenso y un entrenador que, sintiéndolo mucho, tiene los días contados, y veremos si la Gestora de solo tres miembros –Josu Urrutia incluido– toma alguna medida, o que pase el siguiente.

Esto es todo amigos. El Athletic está inmerso en una dinámica negativa de la que es difícil atisbar alguna luz al final del túnel. No se ve, porque en cuanto se filtra un rayo de luz, como en la primera mitad de ayer, decente y bastante aseada, alguien, algo lo apaga. El ‘Toto’ lo ha probado todo, todo y nada. El equipo tiene una alarmante falta de gol, tampoco saca premio cuando domina y se cae con todo cuando le marcan a él.

Un acuciado Athletic se presentaba ante el Levante, con novedoso sistema de tres defensas y en uno de sus dos carriles el debutante en Liga Cristian Ganea, con el objetivo entre ceja y ceja de ganar sí o sí, primer paso, con permiso del ‘Toto’, para seguir ganando a su manera. Y no lo hizo mal de salida, resultó una primera parte entretenida, con ritmo, sin ocasiones claras, sí llegadas por ambas partes, ausencia de ese último pase o ese remate quirúrgico es verdad, incluso los leones llegaron mejor al descanso en el momento en que una inocente falta de Ganea en línea de banda propició la falta al área que acabó con Chema aprovechando el semáforo verde, ante tanto tráfico en el área bilbaina. Blandita defensa, excesivo y letal castigo.

El equipo, tocado y hundido

La mítica bofetada de Glenn Ford a Rita Hayworth en ‘‘Gilda’’ no dolió tanto. Una hostia a mano abierta, sin avisar ni miramientos, es lo que recibió en su autoconfianza el Athletic. En el descuento del primer tiempo, el único remate franco del Levante, mal defendida la jugada por los leones también, pero tan injusto como previsible. A perro flaco, dicen, todo son pulgas y este equipo está famélico.

El Athletic no remonta un partido de Liga fuera de casa para ganarlo desde mayo de 2015, en Elche, es decir, 3 años y medio y 63 partidos después, con lo que la empresa para los de Berizzo se antojaba ya complicada de por sí, y más cuando la cayó el segundo, fácil otra vez para el rival, apenas quince minutos después. Había salido el Athletic firmando un par de, otra vez solo eso, llegadas, el Levante avisó y Campaña remachó. Y ese gol les terminó de descoser. Con espacios, los levantinos hicieron sangre. El tercero llegó obra de Roger en una contra pero podían hacerlo hecho antes. Ahí no solo se acabó el partido para el Athletic, como luego para un Nolaskoain que vio la roja de manera justa, sino que se vio sumido en una depresión de libro. Estertores rojiblancos como el disparo de Muniain que sacó Oier casi sobre la escuadra. Solo le faltaba llorar de impotencia a Iker, como a sus compañeros. Y sí, son esos mismos «millonarios prematuros» que dijo Bielsa, pero son ‘nuestros’ millonarios prematuros. Ahora más que nunca, al margen de drásticas y dolorosas decisiones, toca enarbolar el beti zurekin. No queda otra. Esto es todo amigos, en la salud y en la enfermedad.