koldo landaluze

Dacre Stoker y J. D. Barker publican ‘Drácula, el origen’, la precuela del original de Stoker

Los escritores Dacre Stoker y J. D. Barker han publicado la esperada precuela del clásico de Bram Stoker ‘Drácula’. Titulada ‘Drácula, el origen’, esta novela respeta el formato epistolar del original, cuenta como base las notas que legó el escritor irlandés y se basa en un misterioso episodio que protagonizó el propio Stoker.

Tomando como referencia las notas y textos escritos por Bram Stoker, Dacre Stoker se unió a J. D. Barker para dar forma a una interesante propuesta literaria que lleva por título ‘Drácula, el origen’.

Stoker es, además de sobrino bisnieto de Bram Stoker, el encargado de preservar el legado de su antepasado a través de la fundación Bram Stoker Estate y además es coautor de ‘Drácula el no muerto’. Por su parte, J. D. Barker es un escritor que se ha desenvuelto siempre dentro del terreno del horror. Con su primera novela, ‘Forsaken’, consiguió despertar expectación dentro del género y fue nominado a diversos premios, entre ellos el Bram Stoker, uno de los más importantes. Sus últimas novelas han sido ‘El cuarto mono’ y ‘La quinta víctima’.

El origen del monstruo

Esta apuesta conjunta entre Stoker y Barker se presenta como una precuela de ‘Drácula’ y revela no solo el origen de Drácula y el de Bram Stoker, sino la historia de la enigmática mujer que conecta al escritor y a la criatura.

En esta edición de la editorial Planeta, el lector cuenta con un mapa de Dublín insertado que nos permite adentranos en los lugares que se citan a lo largo de una historia en cuyo inicio topamos con un joven Bram Stoker de veintiún años que se ha atrincherado en una habitación llena de espejos y crucifijos. En el exterior, los lobos aúllan y acechan a su presa y en la puerta de la estancia suenan golpes y voces extrañas que le reclaman.

‘Drácula, el origen’ respeta el estilo epistolar del original de Bram Stoker y se sirve de un cuidado ritmo y un estilo que simula con acierto el toque victoriano. Narrada a través de cuaderno de notas de Bram Stoker y cartas que escribió a su hermana Matilda. A ello se suman el diario de su hermano Thornley o las notas de Arminius Vambéry.

La narración revela diferentes pasajes que vivió el escritor irlandés durante su infancia y que están relacionados con su enigmática niñera, Ellen, la cual se encargó de velar por él mientras padeció una grave enfermedad y desapareció de forma misteriosa. Quince años más tarde, Bram, Matilda y Thornley Stoker emprendieron la búsqueda de esta mujer y toparon con la sombra de una de las criaturas más referenciales del género fantástico.

Un clásico inmnortal

El escritor irlandés Bram Stoker legó para la posteridad un personaje inmortal cuyo fin último siempre ha sido el de sembrar el terror entre los siempre desprevenidos humanos. A modo de novela epistolar –creada a partir de cartas, diarios y reflexiones-, ‘Drácula’ es un clásico inscrito a diversos géneros como el terror, gótico o de temática vampírica.

Publicada en el año 1897, en sus páginas topamos además con un modelo moral y social que nos revela la trastienda de la sexualidad convencional, el rol de la mujer en la encorsetada época victoriana e incide en uno de los miedos que, sobre todo hoy en día, causan mayor pavor en la sociedad moderna: el miedo a lo externo, a lo que llega desde el otro lado de nuestras fronteras. Christopher Frayling detalló estops elementos en el prólogo de la edición publicada por Random House, «‘Drácula’ seguramente transgredía algo, pero los críticos no acababan de saber exactamente qué. Y tampoco estaban seguros de que el autor lo supiese. Da la impresión de que los lectores de finales de la era victoriana leyeron el libro como una obra pionera de tecnoficción: transfusiones de sangre, grabaciones fonográficas y taquigrafía en un relato de aventuras sobre un comité de las fuerzas del bien (la ciencia, la religión y los contactos sociales) frente al rey demoníaco y los de su clase, llegados de una tierra más allá de los bosques del Este».

Bram Stoker, el niño que soñaba con fantasmas

Nacido en la localidad irlandesa de Clontarf el 20 de abril de 1912 y en el seno de una familia que tuvo en la cultura uno de sus principales baluartes, Stoker anidó en su imaginación un universo particular habitado por fantasmas y todo tipo de historias misteriosas.

A causa de su salud enfermiza y obligado a permanecer en el hogar donde curso sus primeros estudios, fue su madre –la feminista Charlotte Mathilda Blake Thomley– la encargada de guiarle a través de estos universos fantasmagóricos cada vez que le relataba los cuentos que servían para animarle en sus habituales recaídas. Fruto de ello fueron una serie de relatos cortos relacionados con el suspense y lo fantástico y, sobre todo, su obra referencial, ‘Drácula’.

Vampiros y literatura

A pesar de que muchas veces se le ha considerado como el padre literario de la temática vampírica, Stoker no fue el creador de esta corriente.

Dejando a un lado las leyendas que siempre han inspirado estas criaturas, se considera a John William Polidori como el pionero del vampirismo romántico y gracias a su relato ‘El vampiro’ que surgió de aquellas reuniones celebradas en las tormentosas noches que del 16 al 19 de junio de 1816 se celebraron en Villa Diodati y que Polidori compartió junto a Lord Byron, Percy Shelley, su compañera Mary Shelley –quien también imaginó su ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’ en aquellas jornadas–, su hermanastra Claire Clairmont, la condesa Potocka y el autor de ‘El monje’, Matthew Lewis.

Para crear a su inmortal personaje, Stoker indagó en la historia real del príncipe válaco Vlad Draculea (Vlad el hijo del diablo o dragón); también conocido por Vlad Tepes ‘El empalador’ debido a los expeditivos métodos de castigo que este príncipe válaco utilizó durante sus campañas militares contra los turcos y contó, además, con la ayuda inestimable de un erudito orientalista de origen húngaro llamado Arminius Vámbéry (Armin o Hermann Bamberger), el cual le guió a través de los episodios medievales protagonizados por el citado Vlad Tepes.

El escritor también bebió de fuentes literarias como la de Emily Gerard y su ‘Informe de los principados de Valaquia’ y para dotar de físico a Drácula tomó como modelo, por un lado, al compositor Franz Liszt y por otro, a Henry Irving, un reconocido actor de la época victoriana y dueño del teatro Lyceum para el que trabajó Bram Stoker llevando las cuentas del lugar. La presencia sombría y porte de Irving causaron una gran impresión en Stoker.