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El tribunal ignora los testimonios sobre los porrazos del 1-O «por su profunda carga emocional»

En una pirueta reveladora, el Supremo ha pasado por alto todos los testimonios de afectados por las cargas del 1-O (y también de policías) alegando que su contenido «emocional» impiden valorar adecuadamente su credibilidad. Tampoco faltaban, por cierto, imágenes de esas cargas policiales...

Agentes de la Policía española el 1 de octubre de 2017 en Barcelona. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
Agentes de la Policía española el 1 de octubre de 2017 en Barcelona. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Uno de los elementos más llamativos, y elocuentes, de la sentencia del «procés» es que el tribunal ha echado directamente a la papelera los testimonios sobre lo ocurrido el 1 de Octubre presentados en el juicio, alegando que su «profunda carga emocional» no era adecuada como elemento probatorio.

Así lo señala la resolución hecha pública este lunes, de 493 páginas, que señala sobre el 1-O que «el número de personas que se concentraron en esos centros, las órdenes recibidas por los agentes de la autoridad y la dinámica del enfrentamiento que presidió su actuación» impusieron en todos ellos una «memoria selectiva, un recuerdo parcial -consciente o inconsciente- que debilita enormemente la potencial carga probatoria de cada una de esas fuentes de prueba».

«Lo propio puede decirse», añade la Sala, de los acontecimientos que tuvieron lugar en distintos puntos de Catalunya el 20 de setiembre, tras la operación policial contra responsables de la Consejería de Economía.

Los magistrados señalan algunos ejemplos, como el del testigo Pere Font, propuesto por la defensa de los condenados Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sánchez, que afirmó a preguntas de su letrado que estaba sentado en el centro de votación y se le acercaron dos policías, «con una maza encima de su cabeza y unas tenazas de un momento, sin decir nada», y al momento «le cogieron de los testículos y le levantaron hasta dejarlo caer». Se da la circunstancia, sin embargo, de que «tuvo que ser asistido por una contusión en la rodilla», añade el tribunal.

De otra testigo, Marina Garcés, profesora de filosofía en la Universidad de Barcelona, la sentencia señala que afirmó durante los incidentes del día 20 de septiembre ante la Consejería de Economía «el ambiente fue distendido» y que «nunca vio hostilidad (*) solo vio a gente que cantaba, ninguna agresividad, sino todo lo contrario (*) Ni siquiera vio ningún tipo de inquietud, alarma o alerta».

Para equilibrar esta renuncia a valorar las cargas del 1-O en la sentencia, el Supremo dice que tampoco tiene en cuenta las declaraciones de policías que dijeron que no usaron sus porras, cuando en las imágenes se ve justo lo contrario.