Maite Ubiria

Cuando los aviones de guerra perturban el sueño de los habitantes de Baiona

Pasadas las 23.00 de ayer dos aviones de guerra sobrevaloron el cielo labortano, provocando la lógica alerta de muchos habitantes de Biarritz a Baiona. Un «entrenamiento nocturno», justifican desde la base aérea de Mont-de-Marsan.

Dos aviones de caza Rafale. (NAIZ)
Dos aviones de caza Rafale. (NAIZ)

El silencio es si cabe más atronador en una noche de confinamiento.

De ahí que el estruendo de los aviones militares que ayer, pasadas las 23.00, sobrevolaron el sur labortano alteraran particularmente a muchos labortanos, y en especial a los vecinos de Baiona.

Las redes sociales dieron cuenta del sobresalto, con preguntas sobre el motivo de esos vuelos y quejas por las molestias.

El mensaje general venía a destacar que «no estamos en guerra sino en una crisis sanitaria», entre protestas más o menos alteradas por el estruendo. Pero sobre todo destacaban las dudas sobre el origen de la algarabía.

Durante las horas diurnas son habituales los ruidos militares, debido a entrenamientos y prácticas de tiro en esa caserna del RPIMA (primer regimiento de paracaidistas de infantería de marina), unidad de élite con guarnición en Baiona.

Es algo a lo que no se acostumbran los vecinos del barrio de la Citadelle (Ciudadela) en que se alberga la unidad militar, pero que constituye una situación bastante habitual para ellos.

Con todo, la protesta por esos ruidos más cotidianos ha ganado mayor eco, en tiempo de confinamiento, por boca de una estrella de la televisión gala.

Un periodista anclado en París, Christophe Hondalette, que seguramente esperaba un confinamiento más tranquilo en Baiona, expresaba hace unos días su queja por «los ejercicios de tiro ensordecedores en la base militar situada en medio de la ciudad».

Y desde medios ultranacionalistas galos y algunos blogs y foros uniformados se lanzaban de inmediato a degüello contra la estrella de la televisión, refugiada en tierras vascas.

A buen seguro que los vuelos de anoche encresparon todavía más al huésped, en cuyos oidos resuenan desde hace días las bromas de los autóctonos, para quienes, por cierto, cuando pase la pandemia seguirán sonando los «cantos y acordes militares», otro clásico.

Un ejercicio común

Al hilo de las protestas suscitadas por los vuelos nocturnos, desde la base militar de la que partieron esos aviones se justificaban hoy las molestias en razón de «una operación de enlace con el RPIMA de Baiona» que llevó a esos aviones de caza, identificados como dos Rafale, «a volar sobre Biarritz».

Un «ejercicio nocturno bastante común», según fuentes militares, que alteró anoche el sueño de los confinados labortanos.