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Indignación francesa por la prioridad de EEUU para utilizar una vacuna que no aún existe

La farmacéutica Sanofi, que participa en uno de los proyectos para hallar una vacuna contra el covid-19, ha anunciado que EEUU tendría prioridad en utilizarla. Sanofi presiona así a la UE, a la que demanda más inversión y «compartir los riesgos» de una regulación más flexible. París reclama un acceso «ajeno a la lógica del mercado»

Logo de la multinacional Sanofi en Gentilly. (Eric PIERMONT/AFP)
Logo de la multinacional Sanofi en Gentilly. (Eric PIERMONT/AFP)

El anuncio de la empresa farmacéutica Sanofi de que Estados Unidos sería el primer país en servirse de una eventual vacuna porque ha invertido en ella ha puesto de relieve obviedades que no dejan de funcionar en el caso de la investigación médica, como los criterios de las multinacionales, la lentitud de movilización de la Unión Europea o las reacciones airadas de políticos franceses, no exentas de chauvinismo.

Según las previsiones más optimistas, se necesitará al menos un año para poder desarrollar una vacuna contra el covid-19. Las decenas de laboratorios que están intentándolo, incluso los ocho proyectos en fase de ensayo, están lejos de conseguirlo. Y aun así, se ha levantado ya una fuerte polémica en el Estado francés sobre la producción y distribución de una vacuna que no existe.

La Presidencia francesa ha advertido este jueves a Sanofi de que la futura vacuna contra el coronavirus debe ser «un bien público mundial» disponible de forma simultánea para todos los países y «ajeno a la lógica del mercado».

París demanda un acceso igual

El Elíseo replica así al anuncio del director general de la farmacéutica, Paul Hudson, de que si consigue desarrollar una vacuna el primer país servido sería Estados Unidos porque  «han invertido para tratar de proteger a su población».

El primer ministro, Édouard Philippe, había dicho poco antes que había llamado a Serge Weinberg, el presidente del consejo de Sanofi, para recordarle esa postura. «El acceso igual para todos a la vacuna no es negociable», ha señalado Philippe.

Tras las polémicas palabras de Hudson sobre la prioridad para Estados Unidos, el presidente de Sanofi en el Estado francés, Olivier Bogillot, ha puntualizado que «cuando se desarrolle una vacuna contra la covid-19, es evidente que será accesible para todos los países y también para los franceses».

EEUU tendrá prioridad

Lo que no aclara es qué prioridades en el tiempo tendrá cada país. Según la posición oficial de Sanofi, «la producción de Estados Unidos será principalmente para Estados Unidos y el resto de la capacidad de producción cubrirá Europa y el resto del mundo».

Bogillot ha indicado que Hudson quiso decir que Estados Unidos se ha movilizado rápidamente, que ha ofrecido a la compañía una ayuda financiera para poner en marcha capacidades de producción en caso de que la búsqueda de la vacuna dé resultados y que ha acelerado los procedimientos reglamentarios, mientras «Europa está un poco peor organizada».

Esta prioridad se basa en el acuerdo de la farmacéutica con la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico (Barda por sus siglas en inglés) de EEUU. «Han invertido para proteger a su gente» y recibirán los pedidos mayores y antes, incluso semanas antes que el resto del mundo, explica Sanofi.

Pero no es su única colaboración. La empresa pone huevos en varias cestas para asegurar la rentabilidad de su investigación. Y Sanofi multiplica alianzas con Barda, competidores británicos –colabora con GSK– y empresas estadounidenses en una costosa carrera por encontrar la vacuna en primer lugar, siempre con el obvio interés económico, y con el fin de evitar pérdidas en proyectos fallidos en solitario como le ha ocurrido en el pasado.

Aportación francesa

De hecho, también el Gobierno francés ha puesto dinero. El crédito fiscal para la investigación en salud  ha aportado 150 millones de euros a la multinacional, una inversión que ha aumentado la indignación  entre los políticos franceses –de todo el espectro político– por las declaraciones de la empresa.

Pero Sanofi no solo tiene plantas en el Estado francés, también cuenta con tres centros de investigación en EEUU, y exigirá contrapartidas si París quiere que apueste por la producción europea.

De hecho, ahora presiona a París y Bruselas para que imiten a Washington, no solo en las inversiones sino en una regulación más flexible para la producción de una eventual vacuna.

El pasado marzo Hudson ya advirtió a los países europeos alertando sobre el «riesgo» de que esta vacuna se fabricara en EEUU y, por lo tanto, se distribuiría prioritariamente a los estadounidenses y lamentaba la «falta de cooperación europea».

La empresa pedía a la UE ser tan «efectiva» como EEUU «para ayudarnos a que esta vacuna esté disponible muy rápidamente».

Regulación europea

Sanofi y Barda colaboraban desde el pasado 18 de febrero. El pasado 4 de mayo la Comisión Europea anunciaba un fondo de 7.400 millones de euros para financiar la investigación y el desarrollo de una vacuna contra el covid-19, dinero que tiene no pocos destinatarios esperando.

«La vacuna debe ser un bien de utilidad pública y su acceso debe ser equitativo y universal», defiende la Comisión.

Pero Bogillot pide más que grandes palabras e insiste en que Washington está acelerando la regulación para hacer que la vacuna esté disponible muy rápidamente «y es imperativo que Europa haga lo mismo», a la vez que demanda inversiones en materias primas y materiales en un tiempo récord.

«Si las cosas salen así, no hay razón para que las vacunas no estén disponibles al mismo tiempo entre Estados Unidos y Europa», ha añadido. Es decir, el acceso equitativo que piden los europeos condicionado a más inversiones y una regulación flexible y menos garantista que la europea.

Sanofi «necesita compartir los riesgos» para producir las dosis de una potencial vacuna contra el covid-19 antes incluso de su autorización formal, algo que EEUU ha hecho según un modelo «que no existe en Europa», ha señalado Paul Hudson.

«Compartir riesgos»

«Es un riesgo que debemos compartir (...) Es un modelo utilizado (en EEUU), pero que no existe en Europa. Ahora, hay una enorme voluntad en Europa (...) la próxima etapa será elaborar un instrumento para garantizar que seamos capaces de asegurar la producción en Europa y en el resto del mundo», ha insistido en una entrevista en “Financial Times’,

La dirección de la farmacéutica francesa planteará directamente estas cuestiones al presidente francés, Emmanuel Macron, en una reunión la próxima semana.