Mikel Insausti

La mujer turca en el mundo rural

UN CUENTO DE TRES HERMANAS
Turkia. 2019. 108’ Tit. orig.: ‘Kiz kardesler’. Dir. y guion.: Emin Alper. Prod.: Muzaffer Yildirim y Nadir Operli. Int.: Cemre Ebuzziya, Helin Kandemir, Ece Yüksel, Müfit Hayacan, Kayhan Açikgöz, Kubilay Tunçer, Hilmi Özçelik, Emin Alper. Fot.: Emre Erkman. Mont.: Cicek Kahrman. Dis prod..: Ismail Durmaz. Vest.: Alceste Tosca Wegner.

Nurhan (E. Yüksel), Havva (H. Kandemir) y Reyhan (C. Ebuzziya).  GARA
Nurhan (E. Yüksel), Havva (H. Kandemir) y Reyhan (C. Ebuzziya). GARA

Siempre habrá quienes vean en el cine de Emin Alper influencias del maestro turco Nure Bilge Ceylan, aunque fuera de su país ya empieza a ser conocido por sí mismo. Con este tercer largometraje, presentado en la Berlinale y visto en la Seminci, obtuvo el premio a la Mejor Dirección en el festival de Sarajevo. Sus anteriores trabajos también fueron premiados, por ‘Tepenin ardi’ (2012) recibió una Mención Especial en la Berlinale y en Sarajevo los del Jurado y de Mejor Película, mientras que con ‘Abluka’ (2015) se llevó el Premio Especial del Jurado en la Mostra de Venecia.

‘Kiz kardesler’ (2019) refleja cómo era la vida de la mujer turca en el mundo rural en los años 80, una época no tan lejana respecto a la que tampoco ha cambiado mucho la situación. La historia se localiza en Anatolia Central, en una zona fronteriza de influencia armenia. La casa paterna, a la que vuelven las tres protagonistas, se encuentra en una remota aldea donde el único recurso es la ganadería. Sin ninguna opción de futuro, las jóvenes no tienen otro remedio que ir a la ciudad a servir, o eso o han de conformarse con algún matrimonio arreglado. La película arranca con el regreso de la hermana mediana, a la que el rico doctor para cuya familia trabajaba ha despedido por reñir a los niños. Nurhan (Ece Yüksel), que es la rebelde del trío, se reencuentra con la mayor Reyhan (Cemre Ebuzziya) y con la pequeña Havva (Helin Kandemir).

Emin Alper se ha inspirado en la obra de Chejov ‘Las tres hermanas’, combinando el tono teatral con un aire de fábula. La narración tiene la atmósfera de los cuentos relatados en las noches a la luz de la hoguera, mientras que la ambientación posee todo el peso del realismo etnográfico. Socialmente, se trata de una pequeña comunidad patriarcal en la que no cambia nada, estando pautada por costumbres cíclicas que van en contra de la mujer.