Joseba Iturria
Periodista deportivo. Real Sociedad y ciclismo

La Real, campeona de Copa con toda justicia

Un penalti transformado por el jugador eibartarra ha dado al equipo blanquiazul el título en una final histórica ante el Athletic 34 años después del último título ganado por su equipo masculino en Zaragoza ante el Atlético de Madrid.

Los jugadores de la Real celebran el gol que les ha dado el título de Copa, con Merino, MVP del partido, en primer plano. (Monika DEL VALLE/FOKU)
Los jugadores de la Real celebran el gol que les ha dado el título de Copa, con Merino, MVP del partido, en primer plano. (Monika DEL VALLE/FOKU)

Una Real Sociedad repleta de jugadores de jóvenes ha ganado como si fuera un equipo veterano la Copa más esperada y más especial por jugarla contra el Athletic y a puerta cerrada sin sus aficionados en la grada, pero sí en los corazones y en sus cabezas.

El equipo blanquiazul ha sabido jugar la final de principio a fin. Ha intentado imponer su estilo de juego sin asumir riesgos en el primer tiempo, ha dado un paso adelante en el inicio del segundo, se ha adelantado con un gol de Mikel Oyarzabal, de quién si no, y luego ha sabido jugar con la ventaja.  
 
El capitán realista en ausencia de Illarra no lo ha dudado al asumir la responsabilidad tras fallar tres de sus últimos cuatro lanzamientos desde los once metros y después de esperar seis minutos para lanzarlo mientras el VAR determinaba si Iñigo Martínez debía ser expulsado. Ha demostrado su personalidad y del carácter que le ha llevado a quedarse en la Real para hacerla campeona, ha cambiado su forma de lanzarlo y no ha fallado en el momento más importante.

Y lo ha hecho en Sevilla, en la ciudad en la que la Real perdió su primera oportunidad de lograr una Liga y en su primera final en 33 años. Y lo hizo en la primera oportunidad que ha tenido la generación liderada por Oyarzabal y Merino, que han sido los dos principales protagonistas la final.

Con sus aficionados

Los blanquiazules han podido hacer felices a sus seguidores cuando más lo necesitaban en un partido en el que han llevado en la pechera de sus camisetas el lema de Gurekin, con el número 12 convertido en una R para tener presente a los aficionados que no han podido desplazarse a Sevilla y que también han estado representados en el fondo decorado por la Real.

Imanol ha presentado el once esperado con Zubimendi como pivote más retrasado tras la lesión de Illarramendi y con Portu en la banda derecha en detrimento de Guevara y Januzaj. La Real ha sido fiel a su estilo de querer tener el control del balón y del partido, sin asumir riesgos y sin generar ocasiones en un primer tiempo, en el que tampoco ha sufrido en defensa. El Athletic solo ha inquietado en un disparo de Iñigo Martínez con la derecha que Remiro ha enviado a saque de esquina.

La Real se ha impuesto en el inicio del segundo tiempo y ha pedido un penalti por una mano de Iñigo Martínez al límite de la línea del área que Estrada Fernández ha señalado fuera del área sin que el VAR le haya corregido en una jugada muy dudosa.

La jugada decisiva

Sí ha señalado Estrada Fernández un penalti de Iñigo Martínez a Portu transformado por Oyarzabal seis minutos después, en el minuto 63. Primero el árbitro catalán ha expulsado con roja directa al de Ondarroa, pero a instancias del VAR lo ha dejado en una tarjeta amarilla.

Los blanquiazules han sabido jugar con ventaja y cortar el juego sin replegarse. En los últimos minutos Imanol ha dado entrada a Guevara en lugar de David Silva y a Barrenetxea y Carlos Fernández en sustitución de Portu e Isak. Además ha recurrido a la experiencia de Aritz en el lateral derecho por Gorosabel.

Imanol ha acertado con los cambios y la Real ha conseguido que el Athletic no creara ninguna oportunidad en el segundo tiempo. Ha acabado el partido sin encajar un gol con una actuación estelar de Igor Zubeldia en el centro de la defensa y en el centro del campo de Zubimendi y Merino, que ha recibido el premio al mejor jugador de la final. Los tres han respondido al juego directo al que ha tenido que recurrir el equipo rojiblanco en unos últimos minutos que los blanquiazules han sabido manejar muy bien.

Oyarzabal ha cedido el brazalete a Illarramendi para que el capitán del equipo recogiera la Copa pese a estar lesionado y ha sido el que la ha llevado al centro del campo para poder celebrar el título que su equipo merecía por el fútbol que ha desplegado estas dos últimas temporadas. Ha merecido la pena esperar un año más por intentar jugarla con el público.