El presidente del Gobierno francés, Emmanuel Macron, mostró, durante la reciente cumbre franco-española celebrada en la ciudad de Montauban, el pasado 15 de marzo, una posición bastante menos entusiasta que su homólogo, Pedro Sánchez, en relación al llamado «pasaporte de vacunación».

El pasado viernes, al evocar su calendario de desescalada, el inquilino del Elíseo marcó, no obstante, la puesta en marcha de un «pase sanitario» que permitiría acceder a determinados eventos.

Cabe recordar que para esa fecha París cuenta con que ya no habrá toque de queda, estén abiertos los locales de hostelería y se puedan celebrar espectáculos culturales o deportivos que reúnan a un aforo máximo de un millar de personas.

En un informe hecho público este martes, el consejo científico francés ha dado su aval a la creación de ese documento, al entender que puede ser un instrumento que «permita a la ciudadanía avanzar hacia el retorno a la normalidad minimizando al tiempo los riesgos de contagio de covid-19».

No obstante, y en pleno debate sobre la apertura las fronteras exteriores de la Unión Europea a visitantes, ya pensando en el próximo verano, el consejo aboga por garantizar «el uso excepcional» de ese documento, que atesoraría bien la vacunación bien la realización de pruebas para descartar la existencia del virus.

No para actividades cotidianas

En consonancia con lo avanzado por el Gobierno, se descartaría así la exigencia de esa prueba de vacunación o testado «para actividades cotidianas como ir al lugar de trabajo o acudir a un restaurante».

En la presentación de su calendario de desconfinamiento, Macron corroboró esa evolución en cuanto al uso del pase sanitario, al que, con argumentos diferentes, han mostrado sus reticencias en los últimos meses tanto formaciones de derecha como de izquierda.

Macron considera ahora que «sería absurdo no emplear un instrumento de esas características en lugares en que se concentra un alto número de personas como los eventos deportivos, las ferias o los festivales».

El consejo científico aboga en su informe por que se deje sentado desde el principio se uso «temporal y excepcional» del documento que bien en formato papel o digital serviría para atestar que se ha pasado la covid19 meses atrás, que se ha recibido la vacuna o que se ha realizado recientemente un test con resultado negativo.

La cuestión del pase sanitario -Macron prefiere evitar el término pasaporte- ha sido asumida por el Gobierno francés, en buena medida bajo la presión social, ya que los sondeos hablan de una aceptación creciente de ese instrumento por una ciudadanía que, tras desprenderse de sus reticencias a la vacunación, aspira ahora a que la inmunización sirva para «recuperar ciertos hábitos» tras largos meses de restricciones.

Un precedente sobre uso de datos sanitarios

El informe habla de la validez del pase para «retomar actividades que reúnan a un número elevado de personas», aunque reconoce que la puesta en marcha de ese documento «plantea distintos interrogantes que van desde cuestiones técnicas o prácticas a debates cerrados en cuestiones sanitarias o incluso éticas».

Pese a dejar sentado que resolver esos dilemas es una tarea que excede a sus competencias el organismo consultivo estima que, en la medida en que la implantación del «pase» implica el uso de datos personales sobre la salud de las personas «ello supone sentar un precedente que debe ser bien valorado» de ahí que remarque la conveniencia de limitar en tiempo y extensión la utilización de ese certificado sanitario.